“Un artefacto activado a distancia con un teléfono celular mató a cuatro personas e hirió a 14 en un mercado”, declaró Faizulá Jairat, jefe de policía de la ciudad de Jost, en el sureste de Afganistán.
El responsable del departamento de Salud de Jost, capital de la provincia del mismo nombre, Habib Shah Ansari, confirmó un balance de “cuatro muertos y más de una decena de heridos, trasladados hacia los hospitales”.
La explosión tuvo lugar hacia el mediodía, en un momento en que una multitud había acudido a este mercado para comprar música y vídeos descargables en sus teléfonos móviles.
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Los insurgentes islamistas ya habían atacado en el pasado mercados y comercios que venden música y vídeos, prohibidos como toda otra forma de distracción cuando estuvieron en el poder en Afganistán entre 1996 y 2001.
El atentado no fue por el momento reivindicado por los talibanes, muy presentes en esta inestable región fronteriza, limítrofe con las zonas tribales de Pakistán.
Una bomba de fabricación casera estalló también el domingo en una zona tribal del noreste de Pakistán, matando a un responsable local y a cinco policías en Mamoond, a 25 kilómetros de Jar, una zona donde son muy activos los talibanes paquistaníes.
El grupo paquistaní Tehreek-e-Taliban (TTP) reivindicó poco después la explosión, ocurrida al paso del vehículo en que viajaban los seis hombres.