La derrumbada escuela Enrique Rébsamen, otrora ubicada en el sur de la Ciudad de México, acaparó la atención la semana pasada: primero por las incesantes labores de búsqueda; luego por el caso de “Frida Sofía”, la niña atrapada entre los escombros que al final nunca existió, y ahora por un incómodo detalle que ha sido revelado por la prensa.
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Las dudas sobre la construcción del colegio crecieron este lunes, después de que se conociera que este había sido clausurado por funcionar en una zona de uso de suelo habitacional. Sin embargo, pudo operar gracias a un documento apócrifo que avalaba su apertura, según indica Noticieros Televisa.
Foto: AFP
Los registros determinaron que el certificado de derechos adquiridos que presentaron los directores del colegio no coincidían con los archivos de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad de México (Seduvi). Por ello, el Instituto de Verificación Administrativa (Invea) formuló una denuncia penal por falsificación de documentos.
Tras el escándalo, el alcalde Miguel Ángel Mancera se pronunció y confirmó la existencia de la denuncia, pero deslindó la responsabilidad de su despacho.
“Todo lo que tiene que ver con la documentación es un expediente que debe tener la Secretaría de Educación Pública. El trámite se realiza por la Delegación”, explicó, citado por el sitio Infobae. Además, aclaró que las inspecciones no están bajo su órbita, por tratarse de una escuela privada.
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Foto: AFP
Por su parte, Claudia Sheinbaum, delegada de Tlalpan, anunció que pedirá un peritaje y que el Ayuntamiento no tiene atribuciones para decidir sobre el uso de suelo. “Pedí que no se removieran los escombros hasta que el Colegio de Ingenieros pueda revisarlo”, señaló la delegada, citada por El País.
Respecto a la estructura, indicó que su oficina tiene un documento con fecha de este año que certifica que “el edificio estaba bien construido” y que las demandas que presentaron los vecinos datan de 2010 y 2014. Por el momento, no se ha constatado que el desplome haya sido causado por errores en la edificación.
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De comprobarse las irregularidades, la historia de la escuela, una de las postales más desoladoras dejadas por el terremoto, daría un giro radical y pondría bajo la lupa a los dueños y a las autoridades, que permitieron que funcionara irregularmente.
