En medio de las críticas desde varios sectores por su tardía reacción para atender la crisis en Puerto Rico, el presidente Donald Trump aterrizó este martes en la base aérea de Muñiz para comenzar con la evaluación de los daños.
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La Casa Blanca anunció que se trata de una visita relámpago, de apenas cinco horas, para concretar las reuniones con socorristas, funcionarios federales y víctimas, a casi dos semanas del paso del devastador huracán María.
Al llegar, Trump alabó la valentía del personal militar y civil y dijo que le encantaba la isla y que la había visitado muchas veces antes. “El clima es insuperable”, dijo. “Pero de vez en cuando te golpea”, agregó.
Gran parte de los habitantes siguen sin acceder a electricidad y agua potable, y la comida y gasolina escasean en medio de enormes daños a la infraestructura.
El mandatario estadounidense, que se ha enfrentado públicamente con autoridades locales por la respuesta de Washington a la catástrofe, afirmó que incluso sus detractores están reconociendo el “gran trabajo” que Estados Unidos ha hecho luego del pasaje de María, que arrasó la isla después del también devastador huracán Irma.
“Ahora los caminos están despejados y la comunicación está empezando a volver. Los conductores tienen que empezar a conducir camiones. Tenemos que hacer eso, así que a nivel local tienen que ayudarnos”.
Trump quiere demostrar que el gobierno federal lidera los esfuerzos de reconstrucción en Puerto Rico, un Estado Libre Asociado a Estados Unidos desde 1952. Y sobre todo, quiere asegurar que los puertorriqueños, que son ciudadanos estadounidenses, no han sido olvidados.
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