“Estoy orgulloso porque el pueblo demostró su fe en el proceso”, dijo el presidente del Tribunal Supremo Electoral, David Matamoros, antes de que finalizara el escrutinio especial en Honduras.
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Según Matamoros, la oposición tiene dudas en más de 5 mil documentos electorales, “pero seguimos resolviendo esas diferencias para traer la paz al país… y la patria ha ganado”.
Salvador Nasralla, candidato de la Alianza Opositora contra la Dictadura, no envió representantes a examinar las actas, insinuando que no reconocerían el conteo.
En un mitin en Tegucigalpa, el opositor denunció que los magistrados del tribunal electoral son “empleados del presidente Hernández”, quien buscó la reelección a pesar de que la Constitución hondureña lo prohíbe.
Según los últimos datos oficiales, el presidente Juan Orlando Hernández tenía el 42.98 % de los votos, por un 41.39 % de Nasralla.
El escrutinio contó con la participación de centenares de observadores nacionales e internacionales, entre ellos enviados de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE).
Tanto Hernández como Nasralla se han declarado ganadores de la elección. Nasralla había liderado el conteo de votos hasta que se presentó una prolongada e inusual demora que interrumpió los informes de los funcionarios electorales. Esta situación provocó quejas de la oposición, que acusa al gobierno de perpetrar un presunto “fraude electoral”.
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Los funcionarios achacaron la pausa a los problemas técnicos y negaron cualquier tipo de manipulación.
El gobierno de Hernández impuso un toque de queda de diez días, desde las 18:00 hasta las 06:00 (hora local), para sofocar las manifestaciones en apoyo del candidato opositor.
Al menos una persona ha fallecido en los enfrentamientos entre policías y disconformes, desatados desde la semana pasada.