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Cataluña vuelve a las urnas tras la fallida secesión

Con uno de sus principales líderes en Bélgica, Carles Puigdemont, y otro en prisión, Oriol Junqueras, los independentistas buscan revalidar la mayoría absoluta obtenida en 2015, con la que se sintieron legitimados para impulsar unilateralmente la independencia catalana.

Los resultados se prevén muy ajustados, símbolo del reparto casi a partes iguales entre partidarios y detractores de la secesión en esta región mediterránea de 7.5 millones de habitantes y con una quinta parte de la riqueza española.

"Nosotros, los catalanes, somos quienes decidimos nuestro futuro", dijo Eduard Garrell, un jubilado de 67 años, acusando al gobierno español de Mariano Rajoy de atacar las instituciones de autogobierno.

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La participación clave

La participación jugará un papel clave en estas elecciones, especialmente en la periferia de Barcelona, poco afín al independentismo.

"No va a ganar el independentismo porque va a votar mucha gente que no votaba y que se siente española, catalana, europea", dijo Jaime García, funcionario de 57 años en Santa Coloma de Gramenet, un municipio obrero junto a Barcelona.

"Los independentistas se han cegado con una idea única (…) les han prometido una nueva tierra feliz pero la realidad es otra", lamentó.

A las 13:00 (hora local), la afluencia era ligeramente inferior a la de 2015, cuando se alcanzó un récord del 77 %. Entonces se celebró en domingo y ahora en jueves, con lo que se prevén picos de afluencia una vez termine la jornada laboral.

Necesidad de pactos

La campaña ha sido tensa y marcada por la cruzada judicial contra los líderes independentistas.

"No es normal esta jornada con candidatos en prisión y candidatos en el exilio", dijo Puigdemont desde Bruselas. "Aun así, es un día muy importante, no para la Cataluñade hoy sino para la Cataluña del futuro".

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El presidente cesado lidera la candidatura de Juntos por Cataluña (centroderecha) y compite por la hegemonía del bloque independentista con sus hasta ahora socios de Izquierda Republicana (ERC), de Junqueras.

La victoria parece ser cosa de ERC o Ciudadanos (centroderecha), la formación más hostil al nacionalismo encabezada por la joven líder de la oposición Inés Arrimadas.

Con siete partidos en liza, ninguno podrá gobernar solo y serán necesarios pactos entre fuerzas unidas por su apoyo o rechazo a la independencia pero muy distanciadas ideológicamente.

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