Después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara que su país tomará medidas proteccionistas esta semana, China advirtió que no se quedará de brazos cruzados si su economía se ve afectada por ellas.
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Trump causó indignación entre la comunidad internacional al anunciar fuertes aranceles a las importaciones de acero y aluminio, y luego amenazando con imponer "tasas recíprocas" a los socios comerciales de Estados Unidos que decidan responder con medidas similares.
El domingo, Pekín amenazó abiertamente con tomar medidas de represalia.
"China no quiere una guerra comercial con Estados Unidos", apuntó Zhang Ysui, portavoz de la Asamblea Nacional Popular (ANP), el órgano supremo legislativo del gigante asiático.
"Pero si toman medidas que perjudiquen a los intereses chinos, en absoluto nos quedaremos de brazos cruzados", recalcó ante la prensa previa a la sesión anual plenaria del Parlamento.
China es, de lejos, el principal fabricante mundial de acero y de aluminio pero solo exporta una ínfima parte de su producción a Estados Unidos. Así, solo se vería afectado marginalmente por las nuevas tasas.
Y mientras Washington encadena las investigaciones y los derechos antidumping contra China en numerosos sectores, desde las lavadoras de ropa hasta los paneles solares, Zhang mostró su preocupación ante una tendencia incontrolable.
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"Es crucial para todos percibir clara y objetivamente las intenciones estratégicas de la otra parte. Las decisiones fundadas en errores de juicio o en hipótesis erróneas (…) pueden tener consecuencias que ninguno de los dos países desea", insistió.
Pekín ya había advertido en varias ocasiones que tomaría las "medidas necesarias" para defender a sus empresas frente a los abusos de las "decisiones proteccionistas" de Washington.