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Vianey Hernández: "No les conviene que todo salga a la luz"

Desde su casa de láminas, Vianey mezcla las lágrimas, con el enojo y alguna sonrisa, mientras va narrando los recuerdos de su último año, desde que Ashley entró al Hogar Seguro en enero de 2017, hasta después de enterarse por las noticias de que el lugar había empezado a arder.

Vianey Hernández Mejía lleva varios meses viviendo en una habitación hecha de láminas en mitad de un pinar, en una aldea cerca de la ciudad de Guatemala. Se marchó de su casa, en Lomas de Santa Faz, porque no soportaba seguir viviendo en la misma casa en la que su hija pequeña, Ashley Rodríguez, de 14 años, vivió hasta que se escapó de casa en octubre de 2016.

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Desde esa casita de láminas, Vianey mezcla las lágrimas, con el enojo y alguna sonrisa, mientras va narrando los recuerdos de su último año, desde que Ashley entró al Hogar Seguro Virgen de la Asunción en enero de 2017, hasta después de enterarse por las noticias de que el lugar había empezado a arder.

¿Por qué cree que está avanzando tan lento el proceso de justicia referente al Hogar Seguro?

Porque no les conviene, porque hay muchos implicados y personas afectadas. A ellos no les conviene que salga todo a la luz, lo que les hacían a las niñas. Ellos solo están juzgando el 7 y el 8 de marzo de 2017, no más, lo que ellas pasaron anteriormente, lo que ellas estaban exigiendo ese día del 7, que todas se levantaron a protestar, a alegar por sus derechos. Ellas hicieron eso porque algo estaba pasando y nadie las estaba escuchando.

¿Cuándo entró su hija al Hogar Seguro?

Mi hija era rebelde, porque no todas salen igual, como dicen, los cinco dedos no son iguales. Ella era muy hiperactiva, no quería estar encerrada, quería experimentar qué hay en la calle, pero no se imaginaba lo que iba a encontrar. Ella se enamoró de una persona de esas, de un pandillero, pero yo lo sabía, hasta que ella me dijo: “Mira, mamá, yo no te quiero hacer daño, ni que te pase nada, pero me he enamorado de un pandillero, nos vamos a ir”, y se marchó.

Entonces le tuve que poner una alerta Alba-Keneth. Los capturaron el 8 de enero en la Kennedy, la persona con la que estaba ahora está presa, y ella dijo que tenía la Alba-Keneth, y la metieron al Hogar.

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¿La visitaba en el Hogar?

Estuve pendiente de ella. Cuando fui al Hogar, me dijo: “Traeme ropa, porque aquí no dan ropa o dan de talla muy grande, unos zapatos demasiado grandes”. También decía: “Aquí no dan buena comida, traeme comida”, “aquí es feo”. “No te vayas a extrañar si un día yo me voy, porque aquí es un infierno”. Puse una denuncia contra el Hogar por el maltrato, y porque ahí adentro vendían drogas también.

¿Quién las maltrataba?

Las monitoras.

¿Y quién vendía las drogas?

Supuestamente, decía mi hija, era una monitora.

¿Cómo se enteró de ese día fatal, el incendio?

En la noche estábamos viendo las noticias y salió que ellas se habían fugado, y yo le dije a mi marido: “Mañana tempranito me voy para el Hogar, de plano esta patoja se fugó”. Al siguiente día, mi otra hija me dijo: “Corre, que el Hogar se está quemando”. Llegamos a las 12, ya las habían sacado, había mucha gente preguntando que para dónde habían agarrado las niñas. Nos fuimos para el Roosevelt, ahí preguntamos, pero no estaba. De ahí nos fuimos para el San Juan de Dios, no había un listado… nada, y nos fuimos, entonces, para la morgue.

“Mi esposo se iba al hospital y venía destrozado: ‘Todas se parecen, todas están totalmente calcinadas’, me decía”.

¿Cuánto tiempo estuvieron esperando?

Llegamos como a las 6:30 de la mañana, no había ni periodistas ni nada. Me sacaron el ADN, y a esperar, ¿va? Comenzaron a llegar las personas, las demás mamás. Mi esposo se iba al hospital y venía destrozado: “Todas se parecen, todas están totalmente calcinadas”, me decía. Entonces supimos que había muerto, que era una de las quemadas. Yo no podía caminar, mi cuerpo colapsó, no me reaccionaba, yo le pedía mucho a Dios y le decía: “Ayúdame”. El infierno empezaba, pues a mí me la entregaron un sábado, y fue martes o miércoles el día del incendio, entonces la niña estuvo, tal vez, como unos tres días en la morgue, porque me le dieron un sábado como a las 11 de la noche.

¿Qué apoyo han recibido del Estado?

El Estado lo único que dio fueron unas cajitas blancas de tela y el traslado de las niñas. Cuando nosotros estábamos en la morgue no llegó nadie, solo llegó un representante a verificar que se habían dado las cajitas, pero fue lo único. Ningún representante del Estado vino, nadie que se reuniera con nosotros y dijera: “Mire, vengo de parte del presidente, que lo siente mucho”; nada, tampoco alguien que nos dijera: “No tengan pena, que primeramente Dios esto se va a investigar a fondo”.

¿Se ha reunido el presidente con ustedes durante este año?

Nada. Ni la fiscal general, pedimos cita con ella, nos iba a atender y al final nos la canceló.

¿Han recibido apoyo de otras personas?

Desde el principio, gente que no era del Estado nos llevaba comida, nos llevaban jugos, café, panes, hasta unas personas de iglesias cristianas nos llegaron a dejar sobres a cada padre con Q400, porque en la morgue no nos podíamos quedar, yo me quedaba hasta las 12 o 1 esperando, nosotros no teníamos dinero para viajar. Teníamos que estar pagando taxis, a veces algunos amigos nos iban a dejar, a veces nos íbamos en bus.

De ahí la Fundación Sobrevivientes nos ha ayudado, 8 Tijax, una cantante (Rebeca Lane) que nos ha apoyado mucho, muchísimo, en sus conciertos en el extranjero pide ayuda para nosotras.

¿Quién cree que es responsable del incendio?

Desde el primer momento que hubo ese conflicto con ellas, haberlas encerrado fue un error. Eran 56 niñas, varones eran pocos y, qué casualidad que a los hombres les pusieron en un área bien amplia, grande. Y a las niñas, a pesar de ser mayoría, las pusieron en un área más pequeña, y sin sanitario, sin agua allá adentro, sin nada, solo el cajón. ¿Por qué a las niñas las encerraron en un lugar más pequeño? ¿Por qué les echaron llave?

¿Por qué no les abrieron la puerta?

El día en la audiencia una policía nos dijo que ella gritó: “Hay fuego en el cuarto de las niñas”, y dice que la subcomisaria le respondió: “Que se quemen esas hijas de la gran puta, porque desde la noche estamos pariendo, que se vuelvan a escapar”. ¿Cómo se iban a escapar, si tenían candado y tenían la reja? No les importó. Ella estaba como a tres cuadras, 56 niñas gritando… ¿Cómo no iba a oír? ¿Por qué dejaron que se quemaran de esa manera? No les importó oír los gritos.

¿Cómo han ido las audiencias?

El primer juez, yo sentía que odiaba a las mujeres, el que liberó a Anahy Keller. No nos permitía hacer nada. No podíamos llorar, no podíamos ver a las personas, no podíamos hacer gestos, no podíamos hacer nada. Solo ellos, los acusados, ellos sí nos podían mirar a nosotros, los familiares, nos hacían bulla, solo ellos, pero nosotros teníamos que estar atados de manos.

Para usted, ¿cómo cree que se haría justicia? ¿Cómo se sentiría usted aliviada?

Uno aliviado no va a estar, porque ellas no venían sufriendo desde ahorita, muchas niñas estuvieron sufriendo mucho tiempo antes de entrar. No vamos a estar tranquilas, pero por lo menos las personas que estaban en ese momento, el día que las niñas murieron, que paguen, justo es más de 60 a 70 años en la cárcel.

“Una cantante (Rebeca Lane) nos ha apoyado mucho, muchísimo. En sus conciertos en el extranjero pide ayuda para nosotras”.

41 adolescentes fallecieron bajo el abrigo y protección del Estado de Guatemala, 15 más resultaron gravemente heridas.

* Texto de Carolina Gamazo.

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