En una discreta y breve conferencia de prensa, el ahora ex secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, agradeció por el tiempo que le fue permitido permanecer en el cargo y dijo que ahora volverá a su vida privada.
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El saliente jefe de la diplomacia norteamericana también destacó los frutos de la presión sobre Corea del Norte, pero aseguró que Estados Unidos debe hacer más para responder al "comportamiento preocupante" de Rusia.
El ex ejecutivo petrolero, que acaba de regresar de una gira por África, expresó su "indignación" por la presunta implicación rusa en el intento de asesinato de un ex espía en el Reino Unido.
"Queda mucho trabajo para responder al comportamiento y las acciones preocupantes del gobierno ruso", afirmó Tillerson, antes de advertir al Kremlin, liderado por el presidente Vladimir Putin, que no se sobrepase.
Según Tillerson, Rusia debe "evaluar cuidadosamente" que sus acciones sean beneficiosas para los rusos y para el mundo en general.
"Continuar en el rumbo actual es probable que conduzca a un mayor aislamiento de su parte, una situación que no beneficia a nadie".
El ahora ex secretario de Estado informó, además, que por razones administrativas permanecerá en el cargo hasta el próximo 31 de marzo, pero informó que hasta entonces delegará sus funciones al subsecretario John Sullivan.
Será reemplazado por el hasta ahora jefe de la CIA, Mike Pompeo, quien a su vez será sustituido por Gina Haspel, la primera mujer en dirigir la Agencia Central de Inteligencia.
El repentino despido de Tillerson tiene lugar después de que, sin siquiera consultarle, el presidente Donald Trump decidiera aceptar una invitación para reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un, para conversar sobre la desnuclearización de la península coreana.
Tillerson no se opuso a la decisión, pero sugirió que era posible debido al arduo trabajo de su Departamento de Estado y sus aliados en la instauración de sanciones y la presión diplomática.
Por último, el secretario saliente manifestó su agradecimiento con las autoridades estadounidenses y se dijo "orgulloso" de su labor. Se despidió con un "Dios bendiga a América (Estados Unidos)", frase que habitualmente utiliza Trump al finalizar sus discursos.
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