"El primer sentimiento cuando hablamos de la cantidad de niños muertos no es el de llorar, es de gritar. Y cuando escucho lo que se dice aquí, francamente surgen otros sentimientos", dijo el presidente Vladimir Putin, durante una visita a Kemerovo, ciudad de Siberia Occidental donde se produjo el trágico incendio en el que murieron 64 personas el domingo.
El mandatario se reunió con varios importantes responsables locales y nacionales.
"Hablamos de demografía y perdemos a tanta gente. ¿Debido a qué? Por negligencia criminal, por descuido", declaró Putin.
"Lo que ha pasado aquí no son hostilidades, no es un estallido de metano en una mina. La gente había venido a descansar. Había niños".
Putin hizo esas declaraciones después hacer una ofrenda floral cerca del centro comercial siniestrado, y luego de observar un minuto de silencio en memoria de las víctimas. Luego visitó a los heridos en un hospital de la ciudad.
El lunes, las autoridades rusas denunciaron que el Winter Cherry no respetaba las normas de seguridad. En particular, destacaron que las salidas de emergencia estaban cerradas y que las alarmas contra incendio no funcionaron.
Aún no se esclareció, no obstante, las circunstancias que provocaron el inicio del siniestro.
El balance oficial sigue siendo de al menos 64 muertos, entre ellos 41 niños.
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