Lunes de Pascua en la Casa Blanca. El matrimonio presidencial celebró la tradicional fecha sobre la avenida Pennsylvania, donde hubo carrera de rodado de huevos, cuentos y el infaltable conejo.
“¿Están listos, pequeños?”, preguntó el presidente Donald Trump, acompañado de su esposa, Melania, antes de hacer sonar un silbato. Seguidamente, los niños salieron corriendo con sus cucharas para empujar huevos duros por uno de los jardines de la Casa Blanca.
El evento anual estuvo acompañado al comienzo por una llovizna, pero había escampado un poco (aunque seguía haciendo frío) cuando el presidente y la primera dama bajaron de las escaleras para saludar a la multitud.
“Se suponía que iba a llover fuerte; se suponía que iba a hacer frío y viento (…) y miren: tenemos un clima perfecto, un clima hermoso”, dijo el mandatario, que vestía un grueso abrigo.
Agradeció a su esposa por haber hecho “un trabajo increíble” organizando la ceremonia. Además, alabó el estado de la economía y el presupuesto reciente que incluye un aumento en los fondos para las fuerzas armadas.
“Este es un año especial, a nuestro país le va magnífico. Miren la economía, miren lo que está pasando”, dijo Trump. “Nunca es fácil, pero tenemos la mejor economía en la historia, y vamos a hacerla aun mejor, aun más fuerte”.
Era también, en cierto sentido, una ocasión familiar: la mayoría de los cinco hijos y nueve nietos de Trump estuvieron presentes. Entre ellos estaban Donald Trump Jr., su esposa Vanessa y sus cinco hijos; su hijo Eric, su esposa Lara y su bebé; su hija Tiffany y su hijo Barron.
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*Con información de AFP