El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, de 72 años de edad, llegó en helicóptero la noche del sábado a la sede policial, donde empezó a purgar su pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero.
Es el primer expresidente de Brasil encarcelado por un delito común.
Su llegada causó una conmoción en esta ciudad conservadora, con disturbios entre los simpatizantes de Lula y los agentes que custodiaban la sede de la Policía Federal donde se hallaba la celda.
"La ciudad de Curitiba será el centro de nuestra acción política. Solo saldremos de aquí cuando Lula salga. Esta vigilia será permanente", proclamó la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, poco después de que la policía lanzara bombas de gas lacrimógeno y balas de goma para dispersar a la multitud.
Lula, que lidera las encuestas para las elecciones de octubre, "no es un preso común, es un preso político, el primer preso político después de la reapertura democrática" en 1985, añadió Hoffman.
Partidos políticos y movimientos sociales de izquierda comenzaron este domingo a articular su "resistencia".
Según la Central Única de Trabajadores (CUT), el movimiento espera la llegada de decenas de caravanas de todas partes de Brasil.
¿Podría ser liberado?
El próximo miércoles, el Supremo Tribunal Federal (STF) podría incluir en su agenda un nuevo debate sobre un asunto clave: a partir de qué momento un condenado puede empezar a cumplir su pena de prisión.
Según la jurisprudencia actual, esto es posible a partir de un fallo de segunda instancia, como el que profirió en enero un tribunal de apelaciones contra Lula.
Dicha jurisprudencia fue establecida por el STF en 2016 (por una estrecha mayoría de 6 votos contra 5) y viene siendo aplicada por varios jueces de segunda instancia para ordenar la prisión una vez confirmadas las condenas.
El máximo tribunal del país denegó la semana pasada un recurso de la defensa de Lula para evitar que fuese preso; pero una de las magistradas que votó contra Lula, Rosa Weber, dio a entender que era favorable a modificar la jurisprudencia actual cuando el asunto fuese tratado de forma general, y no por un caso específico.
Y eso podría ocurrir el próximo miércoles, si otro de los jueces del máximo tribunal pide, como anunció, incluir el tema en la agenda de sesiones. Aunque también, en un laberinto legal que parece no tener fin, la discusión podría ser postergada, sin fecha de reanudación, si un juez dice que precisa tiempo para pensárselo.
Por su parte, el expresidente, que se declara inocente y perseguido por las "élites", se dice esperanzado.
"Estoy con la conciencia tranquila. Puede demorar un poco, pero voy a vencer esta batalla", dijo a sus seguidores en un video grabado el viernes y publicado en su página de Facebook el domingo por la mañana.
"Buen fin de semana y, si Dios quiere, quién sabe, la semana que viene estaremos juntos", guiñó.