Con la derrota de Lula da Silva en el STF (Supremo Tribunal Federal) la semana pasada, que permitió que fuera preso, en tesis, no hay más fórmulas para que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) se deshaga de la sentencia de prisión con la jurisprudencia actual.
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La defensa puede intentar un pedido de habeas corpus (el que ya le que fue negado el pasado miércoles era preventivo), pero los ministros deben mantener el entendimiento.
La esperanza del petista, sin embargo, está en el juicio de dos ADCs (Acciones Declaratorias de Constitucionalidad) que pueden revertir el discernimiento actual del STF, que permite el cumplimiento de la pena tras condenación en segunda instancia.
La presidenta del STC, Carmen Lúcia, ha sido presionada, especialmente por el ministro Marco Aurelio Mello, para poner estos temas en discusión, pero por ahora no están en la pauta para la próxima sesión plenaria, el miércoles.
A diferencia de los demás presos del denominado “caso Lava Jato”, Lula podría volver a la libertad si el STF deja de permitir la detención tras la sentencia en segundo grado. Él fue condenado a 12 años y un mes de cárcel por el TRF4 (Tribunal Regional Federal de la 4ª Región), que ratificó la sentencia del juez Sérgio Moro.
El abogado de Lula, Cristiano Zanin, no quiso adelantar la “estrategia jurídica” que adoptará a partir de ahora.
Aliados hacen vigilia
En tanto, el PT prometió mantener a militantes en el entorno de la sede de la PF (Policía Federal) en Curitiba (donde Lula está preso desde la noche del sábado) hasta el día en que el expresidente sea liberado.
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“Nosotros no saldremos de allí mientras el presidente no sea liberado”, dijo la senadora y presidenta del partido, Gleisi Hoffmann.
Cerca de 400 manifestantes acamparon el fin de semana a unos 150 metros del edificio, ya que las calles aledañas fueron bloqueadas por la Policía Militar.
La expectativa del Frente Brasil Popular, que congrega movimientos pro-Lula, es que se reúnan 1.5 mil militantes en el lugar en los próximos días.
