Con el rostro y la ropa cubierta de ceniza, doña Consuelo narró los momentos de miedo que pasó y cómo pudo salvar la vida tras las explosiones en el Volcán de Fuego.
Ella no sabe dónde quedó su familia, aunque asume que está enterrada, camina rápido y habla poco con la prensa, en su rostro se nota la desesperación que tiene por llegar a un lugar, que no será su hogar, pues fue destruido.
Consuelo Hernández ha sido una de las tantas personas que resultaron damnificadas luego de la emergencia que se registró este domingo en la que flujo piroclástico soterró la aldea El Rodeo, en Escuintla, y afectó, El Porvenir, El Zapote y Finca la Candelaria.
“La gente no pudo salir, se quedaron enterradas”, fue la primera expresión de la mujer, que caminaba en busca de un lugar en el cual resguardarse.
“Cuando vimos que la lava venía por todo el callejón de los lotes, corrimos para una ladera que hay aquí. Mi familia es bastante, yo digo que hay soterrados. La lava se vino por toda la calle”, narró doña Consuelo.
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