Las historias y testimonios dramáticos que han surgido tras la tragedia del volcán de Fuego muestran un escenario devastador, no solo en el área donde la erupción arrasó comunidades, sino desde el ámbito psicológico.
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Acerca de qué puede hacerse para apoyar a las víctimas, a personas que las atienden directamente, a los rescatistas, periodistas y a la población en general, tomando en cuenta la magnitud de esta tragedia, se conversó hoy en el programas A Primera Hora, de Emisoras Unidas, con las psicólogas Ileana Páez y Andrea González.
González explicó que la primera fase para que la parte psicológica no se vea tan afectada es brindar contención y seguridad, lo cual inicia con garantizarles la satisfacción de las necesidades básicas a los afectados, para que dentro de las circunstancias desfavorables que viven se sientan lo más seguros posible.
En cuanto a la contención, explicó que se refiere a darle valor a lo que ellos están sintiendo y que se consideren pertenecientes al albergue o al lugar en donde están residiendo temporalmente.
Páez coincidió en la importancia de mantener la contención para los damnificados. A su criterio, las 24 horas que pasaron después del evento fueron muy caóticas; sin embargo, lamentablemente se observó que no había preparación para abordarlo tan inmediatamente.
“Debería haberse llegado con esa contención de escuchar a la gente y permitirle expresarse de manera segura. Darle el espacio para que pudiera expresarse, pero sin desbordarse para que no entre en crisis”, dijo.
Asimismo, resaltó que el escuchar y el estar presente es importante para asistir a las personas que necesitan apoyo físico, como comida y alimentos, tratamiento por las enfermedades que padecen, e incluso si necesitan acceso a un servicio sanitario.
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“Acercarme a alguien, hacerles saber que estoy allí, ponerles la mano en la espalda, escucharlos, es importante. El vínculo, la cercanía, un abrazo, es lo que sana”, añadió Páez.
Otras fases de atención
Después de esos primeros momentos, en donde el enfoque debe ser la contención y seguridad, los siguientes días ya se pueden centralizar las acciones en informar a las personas, que es otro tema importante, ya que necesitan conocer su realidad.
“Se puede llegar con las personas y armar pequeños grupos para que entre todos se les pueda decir qué es lo que ha pasado, pues las personas cuando están en crisis de estas magnitudes necesitan tener información. Buscan a sus familias y quieren saber qué pasó con ellas y sus viviendas. Se les debe dar información adecuada y solvente que les brinde seguridad, y si es posible, reunir a las familias”, indicó Páez.
Por aparte, González se refirió a la importancia de hablar de la muerte, pues hay cambios radicales y traumáticos en la situación de las personas. “Hay quienes hablan de hasta 50 familiares desaparecidos, además de pérdidas materiales, y es importante prevenir el estrés postraumático en estos casos”, resaltó.
Otro tema al que se refirió la psicóloga fue el denominado “síndrome del Sobreviviente”, que consiste en el efecto que genera en las personas ser el único o de los pocos miembros de la familia que lograron mantenerse con vida después de una tragedia.
“Se sienten culpables debido a que ellos se salvaron y sus familiares no y se preguntan por qué, por lo cual deben encontrar motivos” para seguir adelante, explicó.
¿Quiénes deben recibir atención psicológica?
La psicóloga Páez aseguró que en este tipo de situaciones “no hay trauma pequeño”, pues incluso el no haber estado allí no quiere decir que no haya un impacto psicológico en las personas. Ver noticias en los medios de comunicación y redes sociales y enterarse de lo que pasa con los pobladores de comunidades afectadas, del dolor que viven, puede influir en el tema psicológico.
Al referirse a quiénes deben recibir asistencia psicológica, González dijo que las personas que han tenido grandes pérdidas a nivel material y familiar deben ser prioridad, porque cuando empiezan a dimensionar lo que han pasado podrían tender a tener pensamientos suicidas.
“Es una ruptura de una vida anterior, en sí es una muerte psíquica, en donde perdió todo a lo que se aferraba y lo que le daba sentido para vivir. Es una muerte interna, en donde la persona debe volver a nacer y renacer, por lo cual es sumamente importante el apoyo de la sociedad, no solo con bienes materiales, sino también con hacerles sentir que están con ellos y que algo vale la pena”, indicó.
Pero no solo las víctimas directas necesitan atención, sino también quienes realizan labores de búsqueda y rescate en el área afectada por la erupción, al igual que los periodistas que se han trasladado al lugar y se encargan de transmitir información de la tragedia, pues de igual forma viven escenas impresionantes.
En ese sentido, González indicó que deben darse diferentes anillos de intervención que los incluyan. Los equipos de rescate hablan de la gente que no pudieron salvar y eso les afecta. Además, se debe revisar quiénes están realmente capacitados para ir a cubrir noticias de esta clase.
“Hay que prestarle atención a los rescatistas, porque son los que tienen contacto directo con las víctimas. Puede haber una participación donde puedan expresar lo que vieron, porque guardárselo puede crearles crisis de ansiedad o de angustia y un posterior estrés postraumático”, explicó.