Yury Franco, quien fue parte de los Bomberos Voluntarios durante 15 años, ahora es voluntario y ha prestado su ayuda en la zona cero de la catástrofe que dejó el volcán de Fuego. Durante los días de rescate, ha puesto dinero de su propio bolsillo para ir y regresar al mencionado sector y también para comprar artículos como botellas de agua pura, guantes y mascarillas, para donarlos a los rescatistas.
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A poco de celebrar el Día del padre, Franco sabe que su rol como papá e hijo se refleja en la labor de servir a las personas necesitadas. “Para mí, como rescatista voluntario, que he servido durante tantos años a mi país, lo más importante es transmitir, como padre, el don de servir a mis hijos”, aseguró.
“Yo como rescatista voluntario, que he servido durante tantos años a mi país, lo más importante sería transmitir, como padre, el don de servir a mis hijos”, aseguró.
Transmitir el don de servir
“Espero que algún día mis hijos lleguen a ser rescatistas, médicos u otra profesión que les permita aportar a su país. Tengo una hija que está iniciando su carrera de medicina y me siento muy orgulloso. Al culminar, me gustaría que brinde su ayuda en estos desastres tan catastróficos”, mencionó conmocionado por estar en plena labor de rescate.
Tradicionalmente, Franco acostumbra celebrar el Día del padre en familia, siempre se reúne con sus hijos para convivir en ese día especial, además agradece por poder compartir también con su padre.
“Yo todavía tengo la dicha de tener a mi señor padre, se llama Benedicto Franco y tiene 80 años; es un orgullo compartir con él. Me ha dicho que colaboremos con estas causas y por eso estoy aquí, como padre, como hijo”, indicó.
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A pesar del momento que se vive en el país, Franco cree que siempre es importante mantener la unión familiar y no solo en momentos de dolor.
Preocupación por su deseo de colaborar
Franco mencionó que tuvo inconvenientes con su familia en el momento que decidió ir a colaborar al área afectada por la erupción volcánica, debido al riesgo que se corre.
“Mi familia no estaba nada contenta porque vieron la magnitud del peligro y tenían razón, estuvimos a cinco minutos de que nos cayera la segunda erupción, pero creo que si algún día perdemos la vida haciendo algo que nos guste, uno está entregándola con todo el corazón”, aseguró.
“Debe de ser un dolor muy grande pasar el Día del Padre sin sus seres queridos. He estado en los albergues y he visto que la mayoría han perdido cuatro, cinco o hasta seis familiares. Son sentimientos encontrados y debe ser muy duro”, acotó.