Bernard Gaudillère, presidente de la empresa que gestiona la Torre Eiffel, explicó que "uno de los dos dispositivos de seguridad es un muro de cristal de 6.5 centímetros de grosor" y 3 metros de alto.
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Agregó que el muro de cristal "es sólido, a toda prueba, y absolutamente seguro" frente a posibles disparos. Está instalado en dos lados del monumento para poder conservar la perspectiva.
A este dispositivo, ideado por la policía francesa para "encontrar la mejor manera de garantizar la seguridad" de los visitantes, se añaden una valla alambrada, que protege los otros dos lados, y bloques de hormigón "particularmente resistentes" para evitar atropellos masivos.
La valla alambrada "tiene una particularidad: imita la forma y las curvas de la Torre Eiffel, según la inspiración del dibujo inicial de Gustave Eiffel", explicó por su parte Alain Dumas, director técnico de la empresa gestora Sete.
La valla metálica, de 3.24 metros de altura, exactamente una centésima parte de Torre Eiffel, fue diseñada por el arquitecto austríaco Dietmar Feichtinger, que ya ha desarrollado dispositivos en otros lugares turísticos franceses.
Las obras, que iniciaron en 2017, han costado cerca de 35 millones de euros (unos 40 millones de dólares).
Además, como ya se hace actualmente, guardias de seguridad revisarán los bolsos y registrarán a los visitantes, quienes también deberán cruzar detectores de metales.
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La entrada a la explanada de acceso a la Torre Eiffel seguirá siendo libre y gratuita.
El monumento emblema de París espera acoger a entre 6 y 7 millones de visitantes en 2018.
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*Con información de AFP y AP