Con flores y banderas, desafiando el temor, miles de nicaragüenses acudieron en Managua y otras ciudades, como León y Masaya, a la "Marcha de las Flores", convocada por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -de grupos de la sociedad civil- por la veintena de menores muertos en la ola de violencia.
Esta fue la primera gran marcha que se celebró desde la enorme manifestación del 30 de mayo en el Día de la Madre, que dejó 18 muertos por un ataque de policías y paramilitares.
"Estoy aquí porque quiero ver a mi Nicaragua libre. Duele que hayan muerto niños como yo, pero hay que seguir en lucha hasta que salga el dictador", dijo a AFP un estudiante de 15 años, con pasamontañas. En una mano llevaba una bandera nicaragüense y en la otra un lanza-mortero.
Entre las muertes de menores que han conmocionado al país están la de un bebé de cinco meses, calcinado en el incendio a su casa, y otro de un año por un disparo en la cabeza en una calle de Managua. Sus familias culparon a policías.
"Estamos denunciando la masacre contra el pueblo de Nicaragua por este gobierno genocida. !Qué se vaya!. Nos están matando a los niños", declaró Carmen Martínez, abogada de 64 años, vestida de blanco y azul, con flores rojas en las manos.
"Contra la nueva dictadura"
Los manifestantes exigen la renuncia de Ortega, exguerrillero izquierdista de 72 años que llegó al poder con la insurrección popular que derrotó al dictador Anastasio Somoza en 1979, y volvió al gobierno por las urnas en 2007.
Lo acusan de instaurar, junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el nepotismo, una dictadura y desatar una brutal represión.
"He marchado siempre, y hoy más que por nuestros muertos, por los niños. Me duelen los asesinatos de Ortega y la Rosario. Estuve en 1979 contra Somoza y ahora contra la nueva dictadura", aseguró Cecila Cruz, de 67 años.
La marcha había sido suspendida hace una semana por la violenta incursión de antimotines, parapolicías y paramilitares que trataban de desmontar las cientos de barricadas instaladas en las protestas en varias zonas del país.
La Alianza Cívica reprogramó la manifestación aprovechando que están en Nicaragua expertos de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
"El derecho a manifestarse constituye un elemento fundamental a la libertad de expresión, el derecho a la reunión y a la participación democrática", reaccionó la CIDH.
Presidentes del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), reunidos en Santo Domingo, llamaron al diálogo en Nicaragua e hicieron un "llamado urgente" al "cese inmediato de la violencia".
En un comunicado, la Embajada de Estados Unidos aconsejó a su personal refugiarse ante los "eventos violentos" de este sábado.
Con la mediación de la Iglesia católica, el gobierno y la Alianza reanudaron el lunes un diálogo, que está estancado porque Ortega, cuyo tercer mandato consecutivo acaba en enero de 2022, no responde a la propuesta de adelanto de las elecciones de 2021 a marzo de 2019.
El gobierno de Ortega acusa a los manifestantes de una "intentona golpista" apoyada por Estados Unidos y acusa a los manifestantes de "delincuentes" y "pandilleros".