Este miércoles, la familia Paz Bucú, acompañada de familiares, amigos y vecinos, despidió a diez de sus parientes que perdieron la vida en esta tragedia.
Se trata de una pareja de esposos, sus seis hijas, su nuera y una nieta, cuyos restos fueron encontrados dentro de una habitación de su vivienda, en donde aparentemente se refugiaron para intentar protegerse del material volcánico que el 3 de junio descendió del coloso.
Julia Paz Bucú, de 34 años, y su esposo Genaro Acual Sicajol, de 33, relataron los momentos de angustia que vivieron al creer que ya no volverían a ver a sus parientes y dieron a conocer los esfuerzos que hicieron para finalmente encontrarlos.
La mujer perdió a un total de 18 familiares, incluyendo a su papá, su mamá, sus hermanas, una sobrina y su cuñada, a quienes enterró hoy; mientras que los demás, entre ellos una tía, fueron sepultados días atrás.
Recordó que habló con su padre el sábado anterior a la tragedia, sin imaginar que esa sería la última vez que escucharía su voz.
Desde el domingo cuando el volcán hizo erupción, la desesperación se apoderó de ella, pues al no conocer el paradero de su familia empezó junto a su esposo Genaro una búsqueda en hospitales y albergues, pero sin resultados positivos.
“Cuídense”
Genaro recordó que su suegro se logró comunicar con él vía telefónica a las 14:55 horas del domingo 3 de junio, para ese momento, las comunidades ya estaban cubiertas de ceniza y estaba por darse el incremento de actividad del coloso que generó un nuevo descenso de flujor piroclásticos.
Búsqueda incansable
Luego de la tragedia, tres días duró la revisión de los largos listados de nombres de personas albergadas y heridas que hicieron Julia y Genero, sin tener avances.
Entonces, Genaro acompañado de amigos, armados con piochas, barretas y palas, emprendieron el 6 de junio el viaje hacia la denominada zona cero, en San Miguel Los Lotes, donde la familia de Julia residía.
Al ubicar el punto en donde estaba la vivienda su primera impresión fue de impotencia, pues notó que la herramienta que llevaban no sería suficiente para remover la gran cantidad de material volcánico que la cubría.
El apoyo llegó por medio de los empleadores de una de sus cuñadas, quienes contrataron los servicios y una retroexcavadora fue trasladada al lugar, pero luego de tres horas de trabajo, el piloto decidió cesar las labores. “Dijo que no podía seguir por la situación todavía ardiente en el área”, relató.
Después, otras personas los apoyaron con el servicio de una excavadora, cuyo operador “hizo en media hora lo que el otro no hizo en tres” y retiró parte del material.
Al siguiente día, se dirigieron de nuevo al lugar para buscar, pero su sorpresa fue que la situación incluso era peor que en la jornada previa, pues lahares habían descendido del volcán y las rocas y lodo volvió a cubrir la vivienda.
El primer resultado lo obtuvieron diez días después de iniciar las tareas de búsqueda, con la localización de una hermana de Julia. El día 17, fueron encontradas las otras cinco hermanas, y fue hasta el 24 de junio cuando encontraron al resto de la familia.
Después de ello se inició un proceso de identificación en el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), y fue ayer cuando finalmente les entregaron los cuerpos para darles sepultura.