Ondeando banderas de Nicaragua, miles de opositores marcharon este jueves en Managua para exigir la salida del poder del presidente Daniel Ortega, desafiando temores tras un recrudecimiento de la violencia que deja más de 260 muertos en tres meses de protestas.
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Carolina Aguilar, de 52 años, dijo estar "harta de un gobierno que mata impunemente". "No podemos vivir con un asesino, con un alacrán que día a día nos está matando. Daría mi sangre con tal de que esto acabe. Si es lo que quiere: ¡máteme! pero ya deje libre al pueblo", declaró a AFP.
La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que reúne a grupos de la sociedad civil, aumentó con esta marcha su presión, que incluye un paro el viernes -el segundo durante la crisis- y una caravana de vehículos el sábado por los combativos barrios orientales de Managua.
Las protestas estallaron el 18 de abril contra una reforma al sistema de pensiones, pero tras la represión se extendieron a la exigencia de salida del poder de Ortega, que gobierna desde 2007 por tercer periodo consecutivo y a quien acusan de crear una dictadura junto con su esposa Rosario Murillo.
"Sabemos (..) que los propósitos terroristas de un pequeño grupo de nicaragüenses obstinados en el odio (…) no prosperarían, no prosperaron y no prosperaran", dijo este jueves Murillo, también vicepresidenta.
El gobierno intensificó en las últimas semanas las operaciones en las que policías y paramilitares derriban barricadas con que manifestantes bloqueaban las vías , agravando la violencia.
"¡Vamos a botar a Ortega!"
Para contrarrestar la estrategia opositora, el gobierno hará el viernes, día del paro, el llamado "repliegue", una caravana que anualmente encabeza Ortega por estas fechas hasta Masaya -30 km al sur de Managua- para recordar una gesta de la Revolución Sandinista de 1979.
"Al repliegue con Daniel, caminantes de la paz, del futuro, del amor (..) porque vamos ganando la paz, la marcha hacia la victoria no se detiene", manifestó Murillo a medios oficialistas.
Ante ello, está en alerta al aguerrido barrio indígena de Monimbó, en el sur de Masaya, donde sus pobladores se mantienen atrincherados tras barreras de adoquines.
"Nunca van a entrar, a menos que nos maten a todos", dijo a AFP un hombre con el rostro cubierto, en una trinchera.
Ortega, exguerrillero sandinista de 72 años, peleó en la insurrección popular para derrocar al dictador Anastasio Somoza, y muchos opositores hacen un paralelismo.
"Estamos demostrando al régimen que no tenemos miedo. Nos tocó botar a Somoza y vamos a botar a Ortega. Hay que sacarlo porque ha disparado contra el pueblo que lo eligió", expresó a AFP Fernando Callejas, médico de 67 años, vestido de blanco y azul en la marcha.