Los obispos "están comprometidos con los golpistas, eran parte del plan con los golpistas y me duele mucho decir esto porque yo les tengo mucho aprecio", dijo Ortega durante un acto masivo en Managua con motivo del 39 aniversario de la Revolución Sandinista.
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La fecha fue conmemorada en Managua ante decenas de miles de seguidores de Ortega, en una celebración marcada por la ola de protestas antigubernamentales iniciadas el 18 de abril, que han sido duramente reprimidas, dejando más de 280 muertos.
El mandatario se refirió a la propuesta de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que preside el cardenal Leopoldo Brenes para resolver la crisis desatada por la represión a las protestas.
Los obispos propusieron reformar los poderes del Estado, controlados por el oficialismo, para democratizar el país y adelantar los comicios de 2021 a marzo del 2019, lo que Ortega rechazó varias semanas después.
"Un golpe de estado querían provocar en Nicaragua", sostuvo el presidente, quien consideró que los jerarcas católicos "se descalificaron como mediadores y testigos" del diálogo.
Aseguró además que "muchos templos fueron ocupados como cuarteles para guardar armamento, para guardar bombas y para salir a atacar y asesinar", en un abierto ataque a la Iglesia Católica.
Los obispos intentaron durante las protestas mediar y salvar vidas en medio de las violentas incursiones que realizaban los antimotines y paramilitares en varias ciudades para desalojar a los manifestantes de las calles.
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Según Ortega, en el poder desde el 2007, las protestas fueron parte de "una conspiración armada y financiada por fuerzas internas que todos conocemos y por fuerzas externas", citando a Estados Unidos.
Ortega, un exguerrillero de 72 años, es acusado por la oposición de instaurar una dictadura junto con su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.