La caída del 19% le restó a la compañía 119.000 millones de dólares de su valor de mercado y, en consecuencia, el valor neto de su director general Mark Zuckerberg cayó alrededor de 16.000 millones de dólares.
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Fue el peor día para Facebook desde que comenzó a cotizar en la bolsa en 2012; el desplome superó la pérdida de 91.000 millones de dólares de Intel en septiembre de 2000, sin ajuste inflacionario.
La estrepitosa caída ocurrió luego de que Facebook advirtió el miércoles que el crecimiento de sus ingresos se reducirá significativamente durante, al menos, el resto del año, y que sus gastos seguirán aumentando.
Sin embargo, en una muestra de lo optimistas que son las expectativas del mercado, el desplome solo devolvió las acciones de Facebook al nivel que tenían en mayo pasado.
En ese momento, los títulos seguían recuperándose de un duro golpe previo asestado por su gran escándalo de privacidad, en el que un despacho de consultoría política vinculado al presidente Donald Trump accedió indebidamente a los datos de decenas de millones de usuarios de Facebook.
Ahora vienen las grandes preguntas: ¿Se trata de un traspié temporal o es el inicio de un nuevo y doloroso camino para la gigantesca red social? ¿Y a otros gigantes del sector tecnológico les aguarda una caída similar?
Tanto el pronóstico de crecimiento más lento como el incremento en los gastos reflejan principalmente los problemas que Facebook se causó a sí misma.
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Las nuevas normas europeas de privacidad, inspiradas en parte por la incesante explotación de Facebook de los datos de sus usuarios, comienzan a perjudicar el negocio publicitario de la compañía.
Y el incremento de costos tiene como objetivo, entre otras cosas, impedir que se repita la propagación de noticias falsas y propaganda que desataron agentes rusos en la red social en su intento por interferir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016.
Zuckerberg incluso advirtió durante una conferencia de prensa con los analistas que “estamos invirtiendo tanto en seguridad que tendrá un impacto significativo en nuestras ganancias”.
Años de crecimiento
En general, los gigantes tecnológicos —Facebook, Apple, Google, Amazon y otros— han gozado durante años de un crecimiento casi sin precedentes en sus ingresos y el precio de sus acciones.
Parecían indetenibles, incluso ante las presiones regulatorias, la insatisfacción de los usuarios y las interrogantes existenciales de mayor amplitud sobre su impacto en la sociedad. Seis de las 10 empresas más grandes en el indicador S&P 500 son de tecnología.
Algunos ven el desplome de Facebook como una clara muestra de que nada puede crecer para siempre, en especial las compañías más grandes del mundo, y mucho menos al ritmo de las startups pequeñas y promisorias.
A pesar de ello, los ingresos de Facebook aún crecen al doble que los de Twitter. Hace una década, pocos se hubieran imaginado que Facebook tendría más de 2.000 millones de usuarios, y mucho menos que su familia de apps —Instagram, WhatsApp y Messenger— también contaría con miles de millones de miembros.