Sonando sus bocinas y ondeando banderas chilenas, miles de taxistas chilenos protestaron este lunes por el centro de Santiago contra la denominada 'Ley Uber', mediante la cual el gobierno pretende legalizar el servicio de las aplicaciones de transporte de pasajeros.
La céntrica Alameda, principal arteria de Santiago, fue copada por miles de taxis que circularon con sus clásicos colores amarillo y negro, junto a leyendas pintadas en los vidrios de sus vehículos en los que expresaron su rechazo a esta ley que anunció el gobierno del presidente Sebastián Piñera hace 10 días, y que pretenden regular a las aplicaciones de pasajeros.
La nueva norma -que debe ser debatida aún en el Congreso- prevé exigir a los conductores de Uber una licencia profesional y seguro de accidente, requisitos que ya cumplen los taxistas.
Quedan excluidos quienes tienen antecedentes penales, como tráfico de drogas, maltrato y delitos sexuales. En tanto, las plataformas deberán estar inscritas como empresas de transporte remunerado de pasajeros y pagar impuestos en Chile.
La manifestación se desarrolló sin hechos de violencia y bajo un estricto control policial. En otras ciudades chilenas también se registraron protestas.
También en España
Una enérgica huelga de los taxistas de Barcelona para limitar las licencias de Uber y Cabify se expandió este lunes a otras regiones de España, mientras el gobierno central intenta cerrar un acuerdo con el sector para terminar con las protestas.
El ministerio de Fomento celebró este lunes una primera reunión con representantes del sector pero no alcanzaron ningún acuerdo, con lo que los huelguistas amenazan con mantener e intensificar su protesta.
La huelga empezó el miércoles en Barcelona, el sábado se unieron los taxistas de Madrid y este lunes ya alcanzaba a las principales ciudades del país, como Valencia (este), Zaragoza y Bilbao (norte), Sevilla o la turística Costa del Sol en la sureña región de Andalucía.
Desde el viernes, cientos de taxis colapsan la avenida de la Gran Vía de Barcelona, una de las más transitadas de la ciudad, una medida imitada ahora también por los taxistas de Madrid en el neurálgico Paseo de la Castellana.
El origen de la protesta es el recurso del gobierno español a un reglamento aprobado por las autoridades municipales de Barcelona para limitar los vehículos de transporte con conductor (VTC), alegando que es una competencia estatal y no municipal.