Sin conocer los beneficios o perjuicios económicos que traerá el acuerdo comercial alcanzado esta semana por México y Estados Unidos en torno al TLCAN, el ajedrez político que lo forjó ha entregado un inesperado ganador: el presidente electo mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
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El futuro mandatario, que clamaba en campaña que la apertura comercial de México había traído el progreso para unos pocos a costa del sufrimiento de muchos, es hoy señalado como pieza clave del consenso alcanzado en Washington sobre la negociación del TLCAN, que también integra Canadá.
Coinciden en el diagnóstico desde los más altos funcionarios de la administración saliente hasta el mismísimo Donald Trump.
"Hablar y trabajar con el presidente electo López Obrador ha sido, absolutamente, un momento muy, muy especial. Ustedes vinieron juntos por su país y trabajaron juntos", le dijo Trump al todavía presidente Enrique Peña Nieto, durante la llamada telefónica pública que ambos sostuvieron para dar a conocer el trato.
Trump dijo estar "muy impresionado" con la unidad del equipo mexicano y la cooperación entre sus líderes, visión compartida por el canciller mexicano Luis Videgaray. "El respaldo del presidente electo a la negociación (…) ha sido esencial. Yo no imagino este resultado sin ese respaldo", dijo Videgaray a la cadena Televisa.
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Para Valeria Moy, directora del observatorio económico México Cómo Vamos, estos gestos muestran el "masivo" capital político de López Obrador tras su triunfo electoral de julio, con 53 % de los votos, lo que ha hecho que el propio Trump esté "muy dispuesto a escucharlo".
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Tal espaldarazo se evidenció en el papel jugado en la mesa de negociación por Jesús Seade, designado inicialmente por López Obrador como futuro jefe negociador mexicano del TLCAN, en caso de que las conversaciones se prolonguen tras el término del actual gobierno, el 30 de noviembre.
Tanto Videgaray, como el actual jefe negociador y ministro de Economía, Ildefonso Guajardo, aplaudieron su aporte para resolver temas álgidos como la llamada "cláusula Sunset", con la que Estados Unidos proponía reiniciar el acuerdo cada cinco años, y que Seade convirtió en una que lo revise y ajuste parcialmente, bajo ciertas condiciones y a mayor plazo.
"Cuando llega este nuevo equipo a la mesa, con esta validación popular tan grande de alguna forma destraba algunas conversaciones que estaban ya detenidas", destaca Moy.
Adicionalmente, López Obrador podría tomar el crédito si lo negociado con Estados Unidos da frutos, o en un escenario adverso podría culpar a la administración anterior.
"López Obrador, si hay algo que sí es, es un político muy astuto (…) México tiene un sector empresarial muy importante y poderoso, y el tener un discurso favorable al TLCAN lo acerca al sector empresarial", apunta por su lado Hugo Perezcano, especialista del Centre for International Governance Innovation, en Ontario, Canadá.