Aprovechando que este mes Estados Unidos posee la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, la embajadora norteamericana Nikki Haley convocó el martes una sesión informativa para tratar el tema de la situación en Nicaragua, país aquejado desde hace meses por violentos choques entre manifestantes y las fuerzas del gobierno del presidente Daniel Ortega.
Durante la reunión llevada a cabo este miércoles, Haley hizo un llamado a tomar cartas en el asunto sobre Nicaragua, afirmando que la ONU "no debe, ni puede, ser un observador pasivo".
La representante estadounidense ante Naciones Unidas apuntó que, "con cada día que pasa", el país centroamericano avanza por la senda de Siria y Venezuela, ambos signados por el "éxodo" masivo de sus ciudadanos.
Haley denunció que desde el estallido de las protestas, el gobierno de Ortega ha sometido al pueblo nicaragüense a detenciones arbitrarias, tortura y ejecuciones extrajudiciales.
La reunión se desarrolló, sin embargo, sin el consenso de todos los integrantes del Consejo. Un voto de procedimiento que lograra la oposición de nueve miembros podría haber hecho desistir a Estados Unidos de discutir el tema, pero no fue solicitado.
Alineados con Washington estuvieron las naciones europeas, Perú y Costa de Marfil. Todos deploraron la decisión de Ortega de expulsar a la misión del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, tras un contundente informe sobre la represión en el país.
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Rusia, China y Bolivia rechazaron categóricamente la iniciativa estadounidense, así como Venezuela y la propia Nicaragua, que participaron como invitados. Kuwait, Kazajistán, Etiopía y Guinea Ecuatorial también expresaron su oposición.
*Con información de AFP