Mientras hablaba con peregrinos, turistas y católicos, el papa Francisco dijo que tenía una sorpresa para todos los fieles que acudieron a la plaza de San Pedro, del Vaticano.
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Se trataba de un regalo. “Si alguien les dice que tienen que pagar, está siendo astuto”, no tienen que pagar nada, dijo el pontífice bromeando y poniéndose el dedo debajo del ojo (un gesto italiano que señala la astucia).
El Papa se refería a los miles de crucifijos que hizo distribuir este domingo entre los asistentes, los cuales, dijo, son “signo del amor de Dios”.
“Hoy, dos días después de la Crux Gloriosa (el 14 de septiembre), pensé en ofrecerles, a ustedes presentes en la plaza, un crucifijo”, dijo.
“El crucifijo es el signo del amor Dios que en Jesús dio la vida por nosotros. No es un objeto decorativo sino un signo religioso, para contemplar y orar”.
“Agradezco a las hermanas, los pobres y los refugiados que van a distribuir este presente, pequeño pero precioso”, concluyó.
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En total, se distribuyeron 40 mil crucifijos empaquetados en una cajita de cartón, la cual llevaba la siguiente inscripción:
“En la cruz de Cristo hay todo el amor de Dios, su inmensa misericordia”.
La frase, por el papa Francisco en Brasil en julio de 2013 (ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud), estaba grabada en tres idiomas: italiano, español e inglés, indicó un comunicado del Vaticano.
Entre los que distribuyeron los crucifijos estaban el limosnero papal, el cardenal polaco Konrad Krajewski, así como monjas, algunas personas sin hogar y personas de Roma.
Francisco entregó un emparedado a los 300 voluntarios que entregaron los regalos.
*Con información de AFP y AP