Una primera gran batalla tendrá lugar este jueves, cuando el Senado de Estados Unidos, controlado por los republicanos, se reúna en el amargo proceso de confirmación del nominado por el presidente Donald Trump a la Corte Suprema, el juez Brett Kavanaugh.
Kavanaugh ha quedado envuelto en un escándalo tras ser acusado de agresión sexual por dos mujeres.
La polémica no solo ha obstaculizado lo que parecía ser un proceso de confirmación fácil, sino que también se fusionó con el amplio movimiento #MeToo.
Kavanaugh niega las acusaciones y Trump lo respalda, presentándolo como una verdadera víctima. El mandatario incluso señala a las mujeres que lo acusan de ser peones políticos, insinuando que ellas mintieron.
"Estoy con el juez Kavanaugh", dijo Trump el lunes, en una declaración que prácticamente podría ser el slogan de una camiseta de un contramovimiento del #MeToo.
Hablando desde la experiencia
En una era en la que las acusaciones de agresiones sexuales (a pesar de no haber sido probadas en una corte) son suficientes para derrocar al magnate Harvey Weinstein, la posición intransigente de Trump puede parecer políticamente arriesgada.
Pero él claramente habla desde la convicción personal.
Trump no solo ha defendido a otros republicanos atrapados en este tipo de controversias (como el exasesor de la Casa Blanca Rob Porter, quien fue acusado de golpear a su exesposa) sino que también se enfrentó sus propios escándalos.
Estos incluyeron múltiples acusaciones de infidelidad, acoso sexual, irrumpir a los camarines de los concursos de belleza y, presumir que era una celebridad tan grande que podía acercarse directamente a las mujeres y "agarrarlas por el coño".
Un político corriente podría haber sido hundido por cualquiera de estos incidentes.
Trump las rechazó a todas, asegurando por ejemplo que el comentario de "agarrarlas por el coño" era inofensivo como una "charla de vestuario".
Funcionó. Fue elegido presidente.
¿Pero funcionará dos años después en las elecciones de medio mandato, que se llevarán a cabo en noviembre, con encuestas que muestran que las mujeres podrían transformar #MeToo en una fuerza política?
"Guerra contra las mujeres"
El estratega republicano, Evan Siegfried, asegura que hay un método en lo que los críticos verán como locura en Trump.
Después de todo, muchos estadounidenses sienten que #MeToo es corrección política desbordada, que muchas veces destruye la reputación de toda una vida de hombres en base a nada más que acusaciones verbales.
Así que sí, el comentario despectivo de Trump sobre mujeres "que salen de la nada" con acusaciones de hace décadas enfureció a activistas de izquierda.
Afirman que las víctimas de agresión sexual generalmente soportan su dolor en secreto, al menos hasta el surgimiento del movimiento #MeToo.
Pero la base republicana considerará la postura de Trump como una bocanada de aire fresco, dijo Siegfried.
"Presiona un botón realmente bueno de la base conservadora", agregó.
El auténtico problema para los republicanos, dice Siegfried, es que solo con la base no se ganan las elecciones.
"Tenemos un gran problema con las votantes mujeres, que afirman: "Temrinamos" con los republicanos.
"Parece que vamos a ser castigados en noviembre", dijo el estratega.
"No hay modo"
Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia, indicó que las mujeres "ya estaban eligiendo desproporcionadamente la boleta demócrata".
En el Centro Nacional Legal de las Mujeres, un grupo de defensa, Emily Martin advirtió a los republicanos que se preparen.
La elección de Trump abonó el terreno para #MeToo, y su posición respecto al juez Kavanaugh "solo aumenta la energía en torno a estos temas para muchas, muchas mujeres", dijo Martin.
Martin reconoció que algunos en la derecha estarán alentados por la posición de Trump, "pero creo serán superados por sus antagonistas".