Bajo la presión de los demócratas y de un puñado de republicanos, el presidente Donald Trump ordenó el viernes al FBI "hacer una investigación complementaria" sobre el juez Brett Kavanaugh, tras dos jornadas de dramáticas audiencias en el Senado de Estados Unidos.
Ante los senadores que deben aprobar la nominación del juez conservador, Christine Blasey Ford, de 51 años, acusó a Kavanaugh de haber intentado violarla durante una fiesta en 1982, cuando ambos eran adolescentes.
Palabra contra palabra, el juez y su denunciante dijeron estar "100 %" seguros de sus testimonios.
La supuesta víctima ratifica que Kavanaugh es su agresor, mientras que él niega categóricamente haber asistido a esa fiesta o haber tenido alguna vez comportamientos violentos hacia las mujeres.
El FBI fue entonces llamado a la acción antes de la votación final sobre la nominación del juez en el Senado, donde los republicanos tienen una estrecha mayoría.
Pero el alcance de la investigación adicional y el número de interrogados genera inquietudes entre los demócratas, que temen un procedimiento apresurado que conduzca a la confirmación del juez en pocos días.
"La Casa Blanca no interviene, no hacemos micro-management (…) es el Senado el que dicta los términos" de la investigación, dijo Sarah Sanders, portavoz de la presidencia, a la cadena Fox News. La tarde del sábado, el propio Trump dijo que el FBI tiene "carta blanca".
Sin embargo, según The New York Times, son realmente la Casa Blanca, junto a un grupo de parlamentarios republicanos, quienes decidirán la profundidad de la investigación.
Dos testigos que podrían contradecir las afirmaciones de Kavanaugh sobre su posible abuso del alcohol cuando era joven, aparentemente fueron descartados.
EL FBI tiene la posibilidad de interrogar a Mark Judge, el amigo de juventud de Kavanaugh que, según Blasey Ford, estaba presente al momento de la presunta agresión contra ella. Él ya ha dicho que cooperaría con la investigación.
Este domingo en la cadena ABC, la senadora demócrata, Mazie Hirono, pidió una investigación "completa". "Estamos a tiempo de llegar al fondo del asunto", apuntó.
En la cadena informativa CNN, su colega demócrata Amy Klobuchar teme que el gobierno "intente limitar la investigación a algunos testimonios o les diga qué hacer".
Pero justo antes de ella, la asesora de Trump, Kellyanne Conway, había recordado las reglas de la investigación: "El alcance será limitado. Debe durar una semana, y ha comenzado el viernes. Ellos (los policías) no se supone que van a pescar a ciegas".
Llamando a despolitizar los asuntos de agresión sexual, la exdirectora de campaña del republicano reveló al aire durante la entrevista que ella misma fue víctima de agresión sexual.
Al igual que Sanders, Conway explicó que le cree a Kavanaugh y a Blasey Ford. "Puede que los dos tengan razón", dijo, retomando la tesis de un posible malentendido sobre la identidad del agresor.
Los republicanos se han cuidado de criticar directamente a la denunciante, una académica en psicología, puesto que la impresión de sinceridad de su testimonio ha conmovido a los estadounidenses.
Kavanaugh es, además, objeto de acusaciones de otras dos mujeres, las cuales él rechaza con vehemencia. Una de ellas, Deborah Ramírez, aparentemente sería escuchada por el FBI, según la prensa.