“Pienso trabajar de cualquier cosa y comprar mis prótesis para reiniciar mi vida”, dice Nery Josué Maldonado Tejada, de 29 años, quien hace tres, el tren denominado “la bestia” le amputó los dos pies cuando pretendía cruzar la frontera de Mexico y Estados Unidos, en esta ocasión se une a la caravana con la esperanza de cumplir su sueño.
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Hace tres años, la falta de oportunidades obligó a Nery a emprender su camino hacia Estados Unidos; sin embargo, no esperaba que este intento le quitaría las pocas esperanzas que tenía como soldador en Tegucigalpa, Honduras. “Perdí mis dos pies y estuve varios meses hospitalizado en Mexico y después me deportaron”, menciona el migrante mientras avanza en el kilómetro 215 de la carretera que conduce de Esquipulas hacia Chiquimula.
Al llegar a Honduras ningún familiar esperaba a Nery, sus cuidados y tratamientos los tuvo que llevar a cabo sin ayuda. “No tengo familia, solo tíos y dos hermanos, pero no viven cerca y hace tiempo que no los veo”, indica y acepta que tuvo que salir a la calle a pedir dinero para comprar una silla de ruedas y poder subsistir.
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Una esperanza
Desde hace tres días Nery arribó a Esquipulas, Chiquimula a pedir dinero cerca de la Basílica del Cristo Negro. “Escuché que iba a salir una caravana de hondureños migrantes y pienso que es mi oportunidad para volver a intentar llegar a Estados Unidos y comprar mis prótesis”.
El apoyo que se observa en la caminata de los hondureños es evidente y en este caso, Omar Orellana, de 38 años acompaña a Nery en cada kilómetro. “Él venía solo entre todos y decidí ayudarlo, yo lo empujo y él lleva mi mochila, lo llevaré hasta donde pueda porque todos tenemos un anhelo”, menciona, mientras un vehículo se orilla y le ofrece llevar a Nery para evitar el cansancio y Omar accede a doblar la silla de ruedas y se despide, pero le aclara que lo buscará en el próximo punto donde descansarán. Chiquimula.