Un grupo de 500 emigrantes hondureños llegó el miércoles a Tecún Umán, en San Marcos, con el objetivo de pasar a México en su travesía hacia los Estados Unidos.
Las personas que, en su mayoría, se refugiaron en la Casa del Migrante, en la zona 1 capitalina, salieron a las 4 de la mañana, dijo su director, Mauro Verzeletti.
Se informó que la municipalidad de Tecún Umán habilitó 10 albergues.
Paso ante amenazas
El embajador de los Estados Unidos en Guatemala, Luis Arreaga, les pidió a los hondureños que desistan de su viaje porque este fracasará.
El mensaje lo repitió el ministro consejero David Hodge, quien visitó la Casa del Migrante y conversó con algunos de los refugiados.
Refuerzan paso fronterizo
Un total de 244 policías federales, equipados para la disolución de motines, llegaron a Tapachula, al sur de México, para reforzar la seguridad ante la llegada de la caravana de hondureños.
El contingente fue desplegado en los puentes internacionales Suchiate II y Talismán, informaron las autoridades mexicanas.
El gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, dijo estar dispuesto a brindar asistencia humanitaria a los emigrantes y pidió habilitar siete albergues.
El embajador de México en Guatemala, Luis López Moreno, dijo que los hondureños podrán ingresar al país solo si están identificados o si piden refugio. Los casos se analizarán por separado.
Responde a condición
El presidente, Jimmy Morales, dijo que ninguna ayuda de EE. UU. puede ser condicionada, luego de que ese país advirtiera con no entregar fondos si no detenían la caravana de los hondureños.
Historias
- Acechada por las pandillas
Rosaura Hernández, de 57 años, salió el sábado de Copán, Honduras.
Ella relató que los pandilleros apedreaban la casa que rentaban porque uno de sus sobrinos no quiso ser parte de ellos.
Hernández junto con otros 10 familiares llegaron el martes a la Casa del Migrante y confía en que llegarán a EE. UU.
Aseguró que no piensa regresar a su país porque no quiere morir en manos de las pandillas.
- Miedo a los "Zetas"
El desempleo obligó a José Armando Ramos, de 33, a abandonar a sus tres hijos y a su esposa en San Marcos, Honduras.
Durante su estadía en la Casa del Migrante, leyó el Nuevo Testamento porque teme a que en el peligroso trayecto hacia EE. UU. pueda ser secuestrado por los “Zetas”.
Ramos viaja acompañado de su madre, María Marta Alcántara, de 68, dos de sus cuñadas y cuatro sobrinos.
Su amigo José Manuel Calderón, de 27, también huye de Honduras confiando en que pueda conseguir un mejor trabajo. “Cortando café no pagan mucho”, dijo.
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