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Sin remordimiento, sicario relata crimen contra piloto de autobús

Con seguridad respondió “sí” al momento de preguntarle quién disparó. Acababa de ser capturado y familiares de la víctima lloraban en el lugar donde pocos minutos antes él le quitó la vida, pero incluso ante ese escenario aseguró no sentir remordimiento por el crimen.

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Se trata de Marcos Tulio Arriola Martínez, de 22 años, alias el “Max”, originario del departamento de Ahuachapán, El Salvador, y quien este jueves confesó haber disparado contra el piloto de una unidad de la ruta 70 en la zona 1.

El individuo aseguró que es integrante de la Mara Salvatrucha y que llegó a Guatemala hace aproximadamente dos meses. Desde su ingreso a este país se instaló en Chiquimulilla, Santa Rosa, pero hace una semana le ordenaron asesinar al conductor y por eso se movilizó hoy a la capital.

Según su relato, actuó solo para cometer el ataque. Esperaba a su víctima y cuando el autobús que conducía se trasladaba por la 15 calle entre 4ª y 5ª avenidas de la zona 1 le disparó en dos ocasiones, causándole la muerte.

Foto: Alejandro García

Intentó escapar

La inmediata reacción de agentes de la Unidad de Patrullaje en Bicicleta de la Policía Nacional Civil permitió su detención, pues luego de un rastreo en el área se le ubicó en la avenida Centroamérica y 14 calle.

“Corrí como seis o siete cuadras”, recuerda el “Max”, quien pensaba alejarse un poco del área del crimen y después abordar un taxi para escapar; sin embargo, dos agentes lo interceptaron.

Recordó que los policías le ordenaron detenerse y decidió no oponerse a su detención, sino que portando la pistola en la cintura, se puso contra la pared.

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Acerca de quién le dio la orden para cegarle la vida al piloto y cuál sería la causa, solo respondió “no sé”. Lo que sí reveló es que quienes lo enviaron desde Chiquimulilla le entregaron un arma de fuego para ese objetivo.

“Solo me dijeron que lo hiciera”, señaló al relatar que hizo dos disparos y ambos impactaron en su víctima.

Aseguró que era la primera vez que atentaba contra una persona, que no tiene experiencia en utilizar armas de fuego, pero que sus “amigos” le enseñaron cómo manejarlas.

En El Salvador, donde residen sus tres hermanos y sus padres, trabajaba en “cultivos”, se limitó a indicar “el Max”, y actualmente se dedica a hacer “nada”, según su testimonio.

Ahora, su futuro será dilucidado ante la justicia guatemalteca por haberle quitado la vida a Mario Soto, de 55 años, quien tenía 15 años de manejar unidades de transporte público de pasajeros para brindarle el sustento a su familia.

Móvil sería la extorsión

La esposa de Soto fue quien se presentó al lugar del ataque y lo identificó.  Aseguró que desde hace tiempo pagaba extorsiones a dos grupos diferentes de delincuentes para poder continuar trabajando.

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