Robert Bowers, de 46 años, el hombre acusado de la masacre perpetrada el sábado en Pittsburgh, compareció este lunes ante la justicia, llevado en una silla de ruedas.
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Vestido con una sudadera azul, Bowers hizo pocos comentarios durante la audiencia de tres minutos, aparte de responder "Sí" y "Sí, señor", en respuesta a preguntas de procedimiento de un juez federal.
El hombre fue detenido el sábado, tras ser herido por la policía en un intercambio de disparos, y es acusado de 29 cargos, algunos punibles de pena de muerte.
Horas antes, Trump atacó a periodistas críticos de su gobierno y los responsabilizó de provocar extremismo antes de las elecciones del 6 de noviembre.
"Hay una gran ira en nuestro país causada en parte por la información inexacta, incluso fraudulenta, reportada en las noticias", escribió Trump en Twitter, llamando a "los Medios de Noticias Falsas, los verdaderos Enemigos del Pueblo" a "parar la abierta y obvia hostilidad".
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"Eso hará mucho para apagar la llama de la Ira e Indignación en nuestro país y para que podamos ser capaces de unir a todas las partes en Paz y Armonía. ¡Las Noticias Falsas Deben Terminar!", añadió.
El anuncio de Trump de que tenía previsto visitar Pittsburgh generó polémica en medio de un encendido debate sobre si la retórica cotidiana de Trump alimenta un clima político cada vez más peligroso.
Por la tarde, la Casa Blanca confirmó su visita: "Mañana (martes), el presidente y la primera dama (Melania Trump) viajarán a Pensilvania para expresar el apoyo del pueblo estadounidense y acompañar en el duelo a la comunidad de Pittsburgh", dijo la portavoz Sarah Sanders en rueda de prensa.
¿Bienvenido o no?
"El presidente de Estados Unidos siempre es bienvenido", dijo a CNN Jeffrey Myers, un rabino de la sinagoga Tree of Life (Árbol de la Vida), presente durante el ataque.
Pero también en CNN, la extitular de esa sinagoga, Lynette Lederman, le dijo a Trump el lunes que se mantuviera alejado, calificándolo de "proveedor de discursos de odio".
En una carta abierta el domingo, un grupo de líderes judíos de Pittsburgh responsabilizaron a Trump de alentar los sentimientos nacionalistas blancos que generaron el ataque y dijeron que hasta que no denuncie esto no será bienvenido.
Varias personas desafiaron el frío para dejar velas y flores frente a la sinagoga el lunes. Once estrellas blancas de madera, cada una con el nombre de uno de los muertos, fueron colocadas en el lugar junto con un corazón rosado y el texto de un salmo: "Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu".
"Que no venga si nos va a dividir más", dijo una residente de la zona, Arlene Wolk, sobre la visita de Trump. "Esto no es un evento político".