Patrick Nogueira, quien tiene apenas 22 años de edad, recibió la máxima pena prevista en el Código Penal de España: una condena perpetua, aunque esta puede revisarse una vez pasados 25 años en la cárcel.
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La decisión fue leída por María Elena Mayor, presidenta del tribunal a cargo del caso en Guadalajara, 60 kilómetros al este de Madrid.
El tribunal siguió la pena solicitada por la fiscalía, y aunque puntualizó que Nogueira padece una “anomalía cerebral”, cuando cometió los crímenes “no tenía limitada ni de forma importante ni leve su capacidad de saber y entender lo que estaba haciendo”, señala la decisión.
El acusado actuó, según los jueces, con alevosía y ensañamiento, por lo que recibió tres penas de prisión permanente revisable, por el asesinato de su tío, Marcos Campos (40 años), y de sus sobrinos, y una pena de 25 años de cárcel por el asesinato de su tía, Janaína Santos Américo (39 años).
El condenado siguió la lectura por videoconferencia, desde la prisión donde se encuentra, cerca de Madrid. Apareció sentado, con los brazos cruzados y el gesto impasible. Vestía una sudadera de color negro.
Crímenes atroces
Al leer los hechos probados, la presidenta del tribunal dio cuenta de la atrocidad de los crímenes.
El 17 de agosto de 2016, Nogueira llegó a la casa donde vivían sus tíos, en Pioz (un pueblo cercano a Guadalajara), llevando consigo unas pizzas y una mochila, en cuyo interior llevaba un cuchillo de grandes dimensiones, guantes, bolsas de basura y cinta de precintar.
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Comió junto a su tía, y cuando esta se encontraba en la cocina lavando los platos, la acuchilló. Lo hizo en presencia de sus dos primos, con la intención de “aumentar el sufrimiento de los niños, que gritaron, se abrazaron y quedaron paralizados por el miedo”, según la sentencia.
Con el mismo cuchillo, mató a continuación a la niña, María Carolina, de 3 años y 10 meses, y al niño, Davi, de apenas año y medio de edad.
Finalmente, esperó que llegara su tío y lo acuchilló también al ingresar a la casa. Le propinó “de forma sorpresiva” 14 cortes en el cuello, añade el texto.
Acto seguido, descuartizó los cuerpos de los dos adultos, seccionándolos por la cintura; guardó los restos en bolsas precintadas de basura, limpió la sangre, se aseó y esperó hasta la mañana para tomar el autobús de vuelta a su domicilio.
Nogueira, además, fue narrando el cuádruple asesinato por WhatsApp a un amigo en Brasil, identificado como Marvin Henriques, quien es investigado por complicidad. En los mensajes, el asesino llegó a burlarse de la reacción de los pequeños e incluso envió fotografías de los cuerpos.
Los cadáveres serían descubiertos un mes más tarde, la madrugada del 18 de septiembre de 2016, a causa del “olor nauseabundo que emanaba de la vivienda”, indicó la jueza Mayor.
Costosas indemnizaciones
En virtud de la condena, contra la que cabe recurso, Nogueira deberá pagar las costas procesales e indemnizar con 390 mil euros a los padres y hermanos de sus tíos.
Igualmente, deberá indemnizar con casi 22 mil euros al dueño del chalé donde cometió los crímenes.
El juicio oral se celebró del 24 al 31 de octubre, ante un jurado popular de nueve miembros que, en su sentencia, hace doce días, le halló culpable de dar “muerte intencionada” a sus familiares.
En su primera declaración, Nogueira dijo que pedía “perdón a (su) familia” y a la de su tía.
“He notado que mis emociones, la manera como me comporto, la manera que reacciono, no es igual a los demás, es siempre agravada”.
Poco después de cometer el asesinato, Nogueira huyó a Joao Pessoa, capital del estado brasileño de Paraíba, pero volvió a España en octubre de 2016 y se entregó voluntariamente a la policía, luego de que su hermana lo convenciera de que le convenía cumplir la condena en ese país y no en Brasil.
*Con información de AFP
