Miles de centroamericanos, entre hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, emprendieron desde octubre pasado una travesía por llegar a Estados Unidos.
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El fenómeno de la migración acaparó la atención este año por la caravana que desde el 13 de octubre ha recorrido más de 4 mil km desde San Pedro Sula, Honduras, con el objetivo de llegar a Estados Unidos, donde buscan pedir asilo y construir una vida lejos de la pobreza y violencia de Centroamérica.
Aunque cientos de ellos han solicitado a los gobiernos de México y Guatemala su repatriación, más de 2 mil han empezado a regularizar su estancia en México para instalarse definitivamente.
La caravana llegó a sumar unas 7 mil personas; sin embargo, se ha empezado a disolver.
Unos 2.000 migrantes se encuentran en un nuevo albergue de Tijuana, frontera con San Diego, instalado para recibirlos a finales de noviembre.
Los centroamericanos han buscado la forma de atravesar el muro que divide a México de Estados Unidos, ya sea escarbando la tierra o trepando las oxidadas superficies de la estructura.
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Frente a un muro
El presidente estadounidense Donald Trump, que convirtió la inmigración en uno de sus principales temas de campaña, firmó al llegar al poder un decreto para construir un muro contra la inmigración de 1.600 km en la frontera con México.
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A principios de 2018, Trump pidió al congreso 25 mil millones de dólares para garantizar la seguridad de toda la frontera pero solo obtuvo 1.600 millones por un muro de una decena de metros en las dos zonas más pobladas.
Antes de las elecciones de medio mandato de noviembre, cuando miles de migrantes huían de la violencia y de la miseria en América Central y se dirigían hacia Estados Unidos, habló de una "invasión" y aseguró, sin dar pruebas, que entre los migrantes había "criminales y personas de Oriente Medio".
En noviembre, envió a miles de militares a la frontera y amenazó con cerrarla totalmente.
Con información de Agencias
