Tras permanecer recubiertos durante siglos por el hollín de los cirios y después por los andamios de la restauración, los mosaicos de la Basílica de la Natividad en Belén muestran de nuevo todo su esplendor, justo antes de Navidad.
Durante 15 meses, 125 m2 de los 2.000 m2 de mosaicos originales, dibujados en la época de las Cruzadas entre 1154 y 1169, fueron minuciosamente limpiados y restaurados. El resto desapareció, carcomido por el tiempo, la falta de mantenimiento, la humedad, los terremotos y las guerras.
Los fragmentos restaurados brillan ahora en los muros blancos, sobre la cabeza de los visitantes, transfigurando este sitio del cristianismo contruido en una gruta en donde, según los cristianos, María dio a luz a Jesús.
Sobre el muro de la izquierda de la nave, siete ángeles bordeados de oro parecen haber llegado de pronto para velar por los peregrinos. Cada uno se encuentra entre dos ventanas, símbolo de la luz divina. Uno de ellos, de más de dos metros de alto, fue descubierto debajo de una capa de yeso durante la restauración.
Sobre los ángeles y enfrente, otros mosaicos representan los diferentes sínodos, así como los ancestros de Jesús.
"Estos mosaicos fueron hechos con hojas de oro colocadas entre dos placas de vidrio", explicó a AFP Marcello Piacenti, quien supervisa los trabajos a cuenta de la empresa privada italiana Piacenti. "Sólo los rostros y los miembros están realizados con pequeñas piezas de piedra".
"Cuando se entraba antes (de la restauración) en la iglesia no se podía ni distinguir que eran mosaicos", señala Ibrahim Abedrabbo, ingeniero que supervisa los trabajos del lado palestino.
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Sorpresa
Inicialmente, los mosaicos cubrían la totalidad de los muros. Algo raro: la firma del jefe de obras y del artista todavía están visibles.
En el coro, Santo Tomás, incrédulo, tiene su dedo en la herida de Cristo antes de la crucifixión.
En oposición, el oro y los colores se mezclan para reconstituir la llegada del Cristo a Jerusalén: los habitantes cubren el camino con palmas y abrigos, la entrada de la Ciudad Santa se desprende en el horizonte.
"Tenemos la impresión de que acaba de hacerse", se sorprende Patricia Lieby, una francesa de 44 años, que visita la iglesia por primera vez. "Nunca había visto un mosaico como éste, es sublime", añade.
"Cuando los descubrí luego de la restauración me quedé sorprendido", asegura el padre Asbed Balian, superior de la Iglesia armenia de la Natividad, una de las tres Iglesias que gestionan el lugar.
Debajo de los mosaicos de la nave, los restauradores recuperaron pinturas que datan de la misma época, sobre las columnas. Entre 1127 y el fin del siglo XII, los peregrinos ricos pagaban a artistas para que representen a los santos de sus familias o de su región en la iglesia.
"Estos apenas se veían", cuenta Marcello Piacenti. Ahora se ven perfectamente las siluetas en las columnas rosadas. Sólo faltan los rostros, borrados por los musulmanes luego de la conquista islámica, su religión prohíbe la representación humana.
La restauración ayudará a retrazar la historia de este lugar, dice Piacenti.
Los historiadores pensaban que la primera iglesia, construida en el siglo IV por el emperador Constantino y su madre Helena, había sido destruida en un incendio. Pero "no se descubrió ningún rastro de incendio durante la restauración", dice Piacenti, que estima que la hipótesis de un temblor de tierra es más probable.
Influencia sobre el turismo
Los bizantinos reconstruyeron el edificio en el siglo VI, y los cruzados lo enriquecieron.
Por falta de un acuerdo entre las tres Iglesias -católica, griega ortodoxa y armenia- que administran el edificio, éste nunca fue restaurado desde mediados del siglo XIX.
"Cuando los trabajos comenzaron, en 2013, la basílica estaba en peligro", recuerda Afit Tweme, consultor del comité presidencial palestino para la restauración de la iglesia.
Según Tweme, la Autoridad Palestina impulsó el comienzo de los trabajos y es el principal contribuyente financiero. Las donaciones llegaron a cuentagotas, pero la restauración debe terminar a fines de 2019.
La iglesia permanece abierta durante todos los trabajos.
Los andamios aún están montados en algunas partes del coro. Los restauradores continúan limpiando mosaicos en el suelo, centímetro por centímetro.
Para Afit Tweme, luego de años ensombrecidos por el persistente conflicto israelo-palestino, la restauración "va a influenciar sobre el turismo, es seguro". Espera que los ingresos que genere el turismo convencerán a los cristianos de la región de Belén para quedarse en sus tierras.