El papa Francisco aceptó la renuncia del obispo auxiliar de Los Ángeles, monseñor Alexander Salazar, tras acusaciones de conducta inapropiada con un menor en la década de 1990, anunció el miércoles el Vaticano.
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La Santa Sede anunció la renuncia en una declaración de una sola frase. Es el más reciente en una serie de casos de presunta conducta ilegal por parte de obispos que salen a la luz este año, luego del escándalo del excardenal Theodore McCarrick, que puso de manifiesto cómo los prelados han evitado las sanciones por conducta inapropiada.
El actual arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, dijo que en 2005 la arquidiócesis fue informada de la acusación y que la fiscalía decidió no iniciarle juicio. Sin embargo, de todas formas la arquidiócesis procedió a avisarle a la Congregación para la Doctrina de la Fe, la oficina del Vaticano que maneja los casos de abuso sexual.
Surgen más denuncias
Dicha oficina impuso medidas precautorias contra Salazar, señaló Gómez, e investigaciones posteriores hallaron que la acusación era creíble.
Gómez dijo que Salazar, de 69 años, “ha negado consecuentemente haber cometido falta alguna”. La arquidiócesis dijo que no ha recibido otras denuncias contra Salazar.
“Se han tomado estas decisiones debido a una preocupación profunda por la sanación y la reconciliación de las víctimas de abusos y por el bien de la misión de la iglesia”, dijo Gómez en una carta a los fieles angeleños. “Permanezcamos cerca de las víctimas sobrevivientes de abusos, mediante la oración y nuestras acciones”.
Gómez dijo que las presuntas faltas se cometieron cuando Salazar era cura párroco en los 90 y que la denuncia nunca llegó en forma directa a la arquidiócesis. No se divulgaron más detalles.
Hasta el momento los obispos, que responden directamente al papa, no han estado sometidos a la misma vigilancia que los curas acusados de abusos sexuales. Solo recientemente se empezó a sancionarlos u obligarlos a renunciar por encubrir a los abusadores.