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Fiestas navideñas invaden de nostalgia a sobrevivientes de San Miguel Los Lotes

Después de siete meses de haberse registrado la tragedia en el volcán de Fuego, familias que residían en San Miguel Los Lotes, Escuintla, empiezan a salir adelante; sin embargo, las fiestas navideñas los invaden de nostalgia.

Los convivios navideños, las ollas repletas de tamales y los niños quemando cohetillos entre los callejones de San Miguel Los Lotes, en Escuintla, ahora son recuerdos de los sobrevivientes de la erupción del volcán de Fuego.

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El pasado 3 de junio el volcán de Fuego registró una erupción que dejó hasta la fecha 197 personas fallecidas y al menos, 231 desaparecidas. Lo que generó que 1 millón 714 mil 387 personas de diferentes departamentos se vieran afectadas.

Más de siete meses han transcurrido desde la tragedia y muchas personas han reiniciado labores, algunos en la caña de azúcar, otros en la albañilería o mecánica, aunque reconocen que no es fácil, agradecen estar con vida y trabajan por sus seres queridos que quedaron con vida.

“Para navidad siempre llegaba toda la familia, mi suegra hacia tamales y todos nos reuníamos en Los Lotes, poníamos música y los patojos andaban jugando”, recuerda con nostalgia Carlos Armando Hernández Toribio, quien inició un nuevo empleo como mecánico para una empresa ubicada en el Puerto de San José.

Carlos Armando estuvo albergado en el Instituto Simón Bergaño y Villegas, en la zona 1 de Escuintla; sin embargo, desde hace cuatro meses fue instalado en los Albergues Temporales Unifamiliares (ATUS), en donde reside con su esposa Verónica Morejón y sus cuatro hijos.

El padre de familia explica que por varios meses evitaban hablar del tema con su esposa, debido a que recordaban a sus seres queridos que perdieron la vida y por ello, empezaron a visitar una iglesia, en donde según Carlos han hallado tranquilidad.

La “tiendona” desde cero

Loida Siquinajai, de 35 años, vivió toda su vida en San Miguel Los Lotes, ahí recibió la herencia de su padre y junto con su esposo, Adolfo García, instalaron la tienda “Loida”, una de las más grandes y conocidas en la comunidad, la cual fue soterrada por el material volcánico.

La familia García Siquinajai estuvo en un albergue temporal; sin embargo, hace cuatro meses fueron instalados en los ATUS, ubicados en la finca La Industria, Escuintla. “Como pudimos logramos una caseta y estamos empezando desde cero”, comenta Adolfo.

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El padre de familia dejó de trabajar por algunos meses; sin embargo, desde noviembre inició la temporada de la zafra, por lo que retomó sus labores en turnos de 12 horas. “Una semana me toca de noche y la otra de día”, comenta con una leve sonrisa, agradecido que tiene empleo.

“La cena familiar de navidad eran los tamales, mientras los niños estaban abriendo regalos y jugando en la calle quemando cohetes, pero ahora no se podrá, porque se prohibió quemar juegos pirotécnicos porque las casas son de madera”, indica Adolfo.

Asegura que su familia ha salido adelante de la tragedia y sus cuatro hijos han recibido apoyo psicológico. “Mi nena de cinco años cuando escuchaba una ambulancia decía que era el volcán y quería que nos fuéramos”, comenta el padre con una sonrisa que emana tristeza.

Un recuerdo intacto

Es alrededor del medio día en los Albergues Temporales Unifamiliares ubicados en la finca La Industria, en Escuintla, pero esta amaneciendo para César Augusto Hernández, debido a los turnos nocturnos que tiene en una azucarera ubicada en Escuintla.

César perdió a varios familiares entre ellos, a su padre Concepción Hernández, de 88 años, quien pese de haber sobrevivido a la erupción del volcán de fuego, perdió la vida en un centro asistencial debido a las heridas que le dejó el 3 de junio.

“La última navidad mi papá se puso a llorar y dijo que le pedía a Dios por su familia, porque no sabía si él iba a estar este año”, recuerda César mientras suspira dando crédito de los pensamientos de su padre.

César asegura que todo ha cambiado desde el 3 de junio, pero dice estar agradecido por seguir viviendo. “Estamos agradecidos con Dios por darnos la oportunidad de seguir viviendo, pero tenemos sentimientos, y mientras algunos esperan reunirse con la familia, nosotros estamos consientes que muchos perdieron la vida”.

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