Su comunidad en Guatemala la recibió el lunes entre la curiosidad y el llanto. Tras la llegada del féretro blanco, la niña sería velada en el mismo entorno de pobreza del que salió huyendo con su padre a principios de diciembre.
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A las seis de la mañana del día de Navidad, familiares y amigos guardaron silencio para abrir paso a Claudia Maquín, de 27 años, quien es la madre de Jakelin y por primera vez se reencontraba con el cuerpo de su pequeña.
Al estar cerca y observar el interior del ataúd a través de un vidrio, la mujer comprobó que sí se trataba de su hija, cerró los ojos y emitió un quejido profundo. Luego se tapó el rostro y lloró.
El traslado
El cuerpo de Jakelin, una indígena Q’eqchi’, llegó el domingo a Guatemala, pero no fue sino hasta las tres de la madrugada del 24 de diciembre que sus familiares recibieron su cuerpo sobre una carretera que lleva a su comunidad.
No pudieron viajar a la ciudad a recibirlo por falta de dinero. Su cadáver viajó 13 horas hasta llegar a San Antonio Secortez, Alta Verapaz, 355 kilómetros al norte de la capital guatemalteca.
Antes de llegar a la casa de sus abuelos, donde iniciaría el velorio, su cadáver fue llevado en caravana a tres comunidades donde pobladores dieron pequeños aportes en granos y dinero a la humilde familia.
Jakelin será enterrada la tarde del 25 de diciembre.
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Viaje sin retorno
Jakelin y su padre Nery Caal, de 29 años, salieron a finales de noviembre de su comunidad para hacer realidad su sueño americano.
El 6 de diciembre fueron detenidos por la patrulla fronteriza junto con otros 163 migrantes y horas después la niña falleció sin que hasta ahora se hayan establecido las causas exactas. Aunque en un principio la patrulla fronteriza dijo que Jakelin había muerto por deshidratación, la familia rechazó la información y dijo estaba sana.
Su fallecimiento causó indignación. Artistas de la talla de Jim Carrey y Eva Longoria han lamentado lo sucedido y congresistas estadounidenses han exigido a las autoridades de ese país una investigación del caso.
Sin embargo, lo que ahora más preocupa a la familia es la suerte de Nery Caal, quién quedó con una deuda debido al pago que hizo a un coyote para poder viajar a Estados Unidos.
Su realidad
La familia Caal Maquín vive en una zona montañosa del norte de Guatemala en una comunidad que no tiene agua potable, energía eléctrica, calles asfaltadas, ni servicios básicos.
La familia de Nery Caal, que aún permanece en Estados Unidos, ha pedido que éste se quede en ese país para trabajar. Su suerte podría empezar a definirse el 3 de enero, cuando tenga audiencia frente a un juez.
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