Al menos 200 migrantes ingresaron desde la población guatemalteca de Tecún Umán, en el suroeste, al puesto fronterizo mexicano de Ciudad Hidalgo, constató la AFP.
El grupo, en su mayoría de hondureños y algunos salvadoreños, pasó la frontera después de que agentes migratorios mexicanos registraran sus datos e iniciaran un trámite para concederles un permiso especial, en un plazo de cinco días.
"México ha decidido darles una tarjeta de visitante por razones humanitarias a todas las personas que ingresen de manera documentada", dijo Héctor Hugo Alemán, directivo del Instituto Nacional de Migración (INM).
Este documento renovable les permitirá estar en México un año, obtener un empleo y acceder a servicios de salud y de educación.
Siguen el éxodo
El resto de la caravana continuaba su viaje hacia México tras pernoctar el miércoles en albergues de Ciudad de Guatemala. Algunos caminaban por el asfalto caliente, otros eran transportados en la parte trasera de pickups, y los más intrépidos se arriesgaban a subirse a las plataformas de camiones cargados con cemento o hierro.
"¡Fuera JOH!", "¡Fuera JOH!", gritaban los migrantes en referencia a las iniciales del presidente hondureño Juan Orlando Hernández, a quien culpan de la crisis económica que vive el país.
"Está dura la crisis en Honduras. Todos los políticos en Honduras son ladrones, todos, diputados, alcaldes, presidentes", dijo a la AFP Genaro Hernández, un agricultor de 52 años.
Aunque inicialmente el grupo fue estimado en cerca de 1.000 personas, las autoridades guatemaltecas situaron en unos 2.000 el número de migrantes hondureños que partieron el martes de la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de su país, emulando dos éxodos que salieron de ese país en octubre pasado.
Otra caravana de unos 200 salvadoreños salió el miércoles desde la capital del país centroamericano.
Estas corrientes migratorias han despertado la cólera del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien nuevamente pidió la construcción de un muro en la frontera de su país con México.
Reciben solidaridad
Los hondureños, entre ellos familias completas con niños, pasaron la noche en albergues de la Casa del Migrante de la Iglesia católica y la estatal Universidad de San Carlos, en el centro de Ciudad de Guatemala.
Las horas de caminata bajo el sol y la lluvia hicieron mella en varios de los migrantes, que recibieron atención médica por presentar dolores de cabeza, complicaciones respiratorias y dolores estomacales, entre otras afecciones, dijo a la AFP Roxana Palma, psicóloga de la Casa del Migrante.
El flujo de migrantes rebasó la capacidad de ese albergue, de unas 350 personas, por lo que fue necesario habilitar otras áreas para recibirlos y proporcionarles alimentos, utensilios de aseo personal, leche y, en algunos casos, carros para transportar a los niños, agregó Palma.