El gobierno palestino basado en Ramala presentó este martes su dimisión al presidente Mahmud Abás, anunció la agencia oficial Wafa, en un contexto de crecientes divergencias entre las organizaciones locales.
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El ejecutivo seguirá asumiendo “todas sus responsabilidades hasta que se forme un nuevo gobierno”, informó Wafa, citando un comunicado del consejo de ministros reunido en Ramala, en Cisjordania ocupada.
La dimisión era esperada. El primer ministro, Rami Hamdalá, había declarado el lunes que ponía su gobierno “a disposición del presidente” de la Autoridad Palestina.
Abas, principal interlocutor de la comunidad internacional y sin ningún contrapoder en la Autoridad Palestina, está inmerso en la formación de una nueva coalición.
Los analistas ven en este esfuerzo un medio más para aislar a sus rivales islamistas de Hamas, en el poder en la Franja de Gaza.
El gobierno palestino emana de la Autoridad, entidad provisional internacionalmente reconocida y destinada a prefigurar un Estado independiente que integraría a Cisjordania y a la Franja de Gaza, separadas por unas decenas de kilómetros de territorio israelí.
La situación actual refleja las devastadoras divisiones que desde hace más de diez años existen entre la Autoridad y el partido laico, Fatah, que la domina, por un lado, y el movimiento islamista Hamas, por el otro.
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El Hamas se hizo con el poder en Gaza en 2007 al cabo de una casi guerra civil con el Fatah de Abás, tras el rechazo de la comunidad internacional a reconocer la impactante victoria de los islamistas en las elecciones parlamentarias de 2006.
Hamas, que se niega a reconocer a Israel, es considerado como un grupo “terrorista” por este país, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), y es rechazado por algunos países árabes.
Pero la Autoridad Palestina solamente ejerce su poder sobre algunos fragmentos de Cisjordania, territorio palestino limitado por la ocupación israelí.
Guerras y divisiones
Israel y Hamas han librado tres guerras en Gaza desde 2008.
Por otro lado, las divisiones palestinas son consideradas como un obstáculo para una solución al conflicto con Israel, y también a la insostenible situación en Gaza, marcada por el conflicto, los bloqueos israelí y egipcio, y la extrema pobreza.
Hasta ahora han fracasado todos los esfuerzos para poner fin a las enormes divergencias entre el Fatah y Hamas.
El comité central del Fatah recomendó el domingo la formación de un nuevo gobierno formado por miembros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), entidad reconocida internacionalmente como representante de los palestinos de los Territorios y de la diáspora.
Hamas no forma parte de la OLP.
Abás ha tomado en los últimos años una serie de medidas de represalia para intentar, en vano, que la Autoridad palestina recupere el mando en la Franja de Gaza.
Para los observadores, estas medidas han avivado las tensiones en el enclave, que a punto estuvo de entrar en una nueva guerra contra Israel en 2018.
Sin embargo, la Autoridad teme quedar en un segundo plano en el ámbito internacional, cuyos actores tratan cada vez más con Hamas, dada la difícil situación en Gaza.
Esto se produce además en medio de un creciente alejamiento entre Cisjordania y Gaza, lo que complica cada vez más la creación de un Estado palestino que incluya a ambos territorios.
