Los cuatro paneles de acero y los cuatro de concreto estaban ubicados cerca de la frontera entre San Diego, California, y Tijuana, México.
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Para los aliados de Trump, los prototipos eran muestra del compromiso del presidente con la seguridad fronteriza y del cumplimiento de una de sus promesas centrales de campaña.
Para sus detractores, eran monumentos al dinero malgastado de los contribuyentes y una muestra de agresión hacia México y hacia los inmigrantes que buscan un hogar en Estados Unidos.
¿Cómo fue el proceso?
En cuestión de dos horas, un gran martillo hidráulico acoplado a una excavadora redujo a escombros siete prototipos.
Las losas de concreto colapsaron y levantaron nubes de polvo, los paneles de acero fueron derribados y un búho salió volando de un tubo de acero que estaba sobre un panel justo antes de que cayera.
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Para demoler el octavo y último prototipo se necesitó un poco más tiempo.
Las autoridades estadounidenses dijeron que varios elementos de los patrones ya fueron incorporados a los diseños actuales, por lo que ya no eran necesarios.
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¿Qué pondrán en su lugar?
El retiro de los prototipos allana el camino para instalar una segunda barrera de bolardos de acero de 9 metros (30 pies) de altura coronados con una placa metálica, el mismo diseño que se está utilizando en otras partes de la frontera.
La nueva barrera se asemeja un poco a algunos de los prototipos de acero, pero no a los de concreto sólido, los cuales fueron criticados porque los agentes no podrían ver lo que pasa al otro lado.
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