Nuevo día clave para los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte. Donald Trump y Kim Jong-un se encuentran cara a cara por segunda vez en menos de un año, en otra histórica cumbre que se prevé arroje avances en el tema de la desnuclearización de Pyongyang.
Tras el primer encuentro entre ambas figuras, celebrado en junio del año pasado en Singapur, analistas esperan que esta nueva cita se salde con medidas más concretas sobre el desmantelamiento del arsenal norcoreano.
El propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó el lunes su esperanza en que la cumbre traiga mejores resultados que su antecesora de 2018.
Al hablar durante la Conferencia sobre Desarme, en Ginebra, Guterres dijo que esperaba que se logren "medidas concretas para una desnuclearización duradera, pacífica, completa y verificable" de la península coreana.
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Expectativas de la cumbre
El mejor resultado para Estados Unidos sería un acuerdo verificable, paso a paso, en el que los norcoreanos se comprometan a terminar su programa nuclear más allá de las promesas verbales.
Las concesiones norcoreanas con las que Washington podría cantar victoria incluyen la suspensión de todos los misiles y sitios nucleares del régimen y la destrucción de algunos de ellos, dijo Abraham Denmark, director del programa para Asia en el Centro Internacional de Académicos Woodrow Wilson, citado por la AFP.
Pero la clave para Estados Unidos serían las inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica de la ONU, para verificar que, en efecto, Norcorea se está deshaciendo de sus armas nucleares.
A cambio, Washington podría abrir una oficina de enlace en Pyongyang, un paso hacia relaciones diplomáticas plenas, o declarar el final de la guerra.
El objetivo más urgente de Kim es el levantamiento de las sanciones internacionales que han frenado sus esperanzas de desarrollo económico.
Estados Unidos insistió hasta ahora en que no proporcionará ayuda hasta conseguir la desnuclearización.