La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es un organismo creado a fines de la segunda guerra mundial.
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Es gestionado por Estados Unidos y las potencias europeas.
Mediante este grupo, países de ambos lados del Atlántico se comprometen a defenderse mutuamente en caso de agresión armada.
El martes, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la posibilidad de “designar a Brasil como un gran aliado fuera de la OTAN o si es posible un aliado de la OTAN”.
Esto ocurrió tras una reunión bilateral con el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien visitó la Casa Blanca.
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El profesor José Morandé Lavín, docente del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, señala que tal posibilidad “es una expresión un poco en el aire”.
“Para que Brasil se incorpore como miembro de la OTAN, no pasa solo por la decisión que pueda tener el presidente de Estados Unidos, sino que todos los socios e integrantes de la organización del Atlántico Norte”.
Sin embargo, es mucho más difícil de lo que se piensa.
Si bien el gigante sudamericano cumple con las características de un país miembro, como el respeto a la “democracia, la libertad individual y el estado de derecho”, no cumple con uno de los elementos más importantes: ser un Estado europeo.
“Entonces, ¿cómo integramos a un socio que viene de otra región del mundo? No es de Europa ni de Estados Unidos, no es de América del Norte, es de América del Sur”, dice el docente.
“Brasil siempre ha tenido un rol importante en América Latina y América del Sur en particular (…) pero son áreas geoestratégicas diferentes”, puntualiza.
Miembro no asociado
Más probable es la otra opción que proponía Trump, que Estados Unidos decida incluir a Brasil como “gran aliado fuera de la OTAN”.
Esta es una designación dada por el país norteamericano a quienes mantienen una estrategia de trabajo militar con naciones que no son miembros del conglomerado.
Esto le daría a Brasil facilidades para la compra de armas estadounidenses y reducir las barreras a la cooperación militar y de otro tipo con la nación.
Pero no sería el primero de la región.
En 1998, Argentina fue nombrada con este estatus por el presidente Bill Clinton, por su cooperación tras el atentado del 11 de septiembre.
También por la cooperación con las fuerzas estadounidenses en Irak.
No obstante, el profesor Morandé advierte que no es del todo buena esta cercanía para Brasil.
“Este acercamiento tan estrecho a Estados Unidos, de alguna manera le resta autonomía en ese liderazgo regional, esa movilidad y flexibilidad a nivel mundial” que caracteriza al país sudamericano, opina.