La polémica prohibición a la presencia de transgéneros en las fuerzas armadas de Estados Unidos, impulsada por el presidente Donald Trump, entró en vigor este viernes tras una larga batalla legal.
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La administración de Trump ha insistido en que supone "demasiado riesgo para la efectividad y mortalidad de los militares" permitir a las personas transexuales servir en las fuerzas armadas, revirtiendo una política promulgada durante el gobierno de su predecesor, el demócrata Barack Obama.
El Pentágono dice que las restricciones no son una prohibición general, aunque impedirá que la mayoría de las personas que se identifican como transgéneros puedan servir.
La medida, que Trump anunció en Twitter en julio de 2017, fue ampliamente criticada por activistas de derechos humanos y ha sido impugnada en los tribunales en repetidas ocasiones.
La Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó en enero que la medida podría entrar en vigor, a la espera de un litigio que está en curso.
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Según su última versión, no podrá alistarse en el ejército quien se encuentre en transición a otro sexo, quien sea diagnosticado con "disforia de género" o quien requiera tratamiento de hormonas.
Pero las personas alistadas que estén en transición a otro sexo o hayan solicitado una operación de cambio de género antes del viernes podrán permanecer en el ejército.
Para Aaron Belkin, director de Palm Center, un instituto de investigación focalizado en minorías sexuales en las fuerzas armadas, la medida promovida por Trump equivale a la prohibición de transexuales en el ejército.
"Cuando (el Departamento de Defensa) descalifica a todos los solicitantes con antecedentes de disforia de género (al menos que renuncien por años a la identidad transgénero) y a todos los solicitantes que hayan recibido un tratamiento de disforia de género, eso es una prohibición", dijo Belkin.
"No preguntes, no digas"
La política "depende de prohibir directamente a las personas transgénero que se identifiquen inmediatamente, y amenaza al resto, forzándolos a permanecer en silencio e invisibles", dijo.
"Es 'no preguntes, no digas', una y otra vez", dijo Belkin, refiriéndose a la política en la que los miembros gais del ejército han escondido su orientación sexual para evitar el despido.
Con la política implementada durante el gobierno de Obama, los reclutas transgéneros debían haber empezado a ser aceptados el 1 de julio de 2017. Pero, la administración de Trump pospuso la fecha al 1 de enero de 2018, antes de decidir revertir la política por completo.
El Pentágono estima que 9.000 personas que se identificaron como transexuales sirven en el ejército, en un total de 1,3 millones de elementos activos. De este dato, mil dicen haberse sometido a una cirugía de reasignación o que desean hacerlo.
Pero según activistas por los derechos de los transexuales, la cifra es más alta.
"Hasta 15 mil miembros transgéneros de las fuerzas armadas están a punto de perder sus empleos", dijo está semana a ABC News, la sargento Patricia King, quien es transgénero.
"Para los que entre nosotros somos abuelos que ya hemos reconocido (ser transgénero) o que hemos sido diagnósticados, hay la posibilidad de discriminación sistemática", dijo King.