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Theresa May dimite, derrotada por un Brexit imposible

"Lo intenté tres veces" pero "no fui capaz" de lograr que el Parlamento aprobase el acuerdo de divorcio, afirmó la primera ministra británica.

Visiblemente emocionada y con la voz quebrada, la primera ministra británica Theresa May anunció el viernes su dimisión, reconociendo su incapacidad para hacer aceptar el acuerdo negociado con Bruselas y dejando al Reino Unido bajo la amenaza de un Brexit brutal.

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"Lo intenté tres veces" pero "no fui capaz" de lograr que el Parlamento aprobase el acuerdo de divorcio, afirmó ante las cámaras de televisión frente a la puerta negra del número 10 de Downing Street, su residencia oficial en Londres.

"Creo que era correcto perseverar incluso cuando las posibilidades de fracasar parecían altas, pero ahora me parece claro que en el interés del país es mejor que un nuevo primer ministro lidere ese esfuerzo", agregó, proclamando su amor por el Reino Unido al borde de las lágrimas.

Por eso "dimitiré como líder del Partido Conservador el viernes 7 de junio", anunció.

May seguirá así en el cargo para recibir al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que realizará una visita de Estado a Reino Unido del 3 al 5 de junio.

La semana siguiente comenzará el proceso para designar a su sucesor, que será nombrado antes del receso parlamentario, el 20 de julio, según el calendario anunciado por la formación conservadora.

Numerosos aspirantes deberían lanzarse en los próximos días a esta carrera. Pero de momento el único que anunció oficialmente sus ambiciones es el controvertido exministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, defensor de cortar claramente los puentes con la Unión Europea y que inmediatamente llamó al país y al Partido Conservador a "unirse y cumplir con el Brexit".

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"No cambiará nada"

Tras el referéndum de junio de 2016 en que 52% de británicos votó a favor de poner fin a 45 años de integración europea, Reino Unido debía haber abandonado el bloque el 29 de marzo. Pero ante el tozudo rechazo del Parlamento al acuerdo negociado por May, el Brexit fue pospuesto dos veces, la segunda hasta el 31 de octubre a más tardar.

Los Tories deben "aprender la lección o morirán", afirmó el eurófobo Nigel Farage, líder del Partido del Brexit, considerando que May "juzgó mal" los deseos de los británicos y de sus compañeros de formación al insistir en mantener una estrecha relación con la UE.

La anunciada victoria de Farage en las elecciones europeas que el Reino Unido celebró el jueves, pero cuyos resultados no se conocerán hasta el domingo, y la posibilidad de que la líder conservadora sea remplazada por un defensor de un Brexit duro vuelven a poner sobre la mesa la posibilidad de una salida británica brutal sin acuerdo.

"El Brexit duro parece en estas circunstancias una realidad casi imposible de frenar", estimó la portavoz del gobierno español Isabel Celaá.

Sobre todo, habida cuenta que la UE no está dispuesta a renegociar el texto que May no logró hacer aceptar a euroescépticos ni proeuropeos.

Su dimisión "no cambiará en nada la posición adoptada por el Consejo Europeo para el acuerdo de salida", advirtió desde Bruselas una portavoz de la Comisión Europea, Mina Andreeva. Está también por ver si la UE aceptaría, llegado el caso, un tercer aplazamiento del Brexit.

Rebeldes enfurecidos

La jefa de gobierno conservadora, que llegó al poder en julio de 2016 a raíz de la renuncia de su predecesor David Cameron tras el sorprendente resultado del referéndum, quería a toda costa sacar a su país de la UE, pero desde hacía meses estaba cada vez más sola y debilitada políticamente.

Tras año y medio de arduas negociaciones con la UE, el 25 de noviembre había logrado firmar con sus 27 socios europeos un Tratado de Retirada que en 585 páginas recoge las condiciones de la salida británica, desde la factura de 39.000 millones de libras que tendrá que pagar Reino Unido hasta los derechos de los europeos que residen en el país.

Pero este acuerdo decepcionó tanto a los proeuropeos como a los euroescépticos: para los primeros aleja demasiado a Reino Unido de la UE, para los segundos lo mantiene demasiado cerca.

La Cámara de los Comunes rechazó estrepitosamente el texto en tres ocasiones entre enero y marzo. En la primera, May tuvo que soportar la peor derrota jamás sufrida por un gobierno británico en el Parlamento: 432 diputados votaron en contra y solo 202 a favor.

Fiel a su reputación de perseverante, la líder conservadora había anunciado el martes un cuarto voto desesperado para principios de junio en el que incluyó algunas reivindicaciones de la oposición laborista, con quien negoció sin éxito durante seis semanas.

Pero esto no bastó para convencer a la izquierda y enfureció aún más a unos rebeldes conservadores que, tras presionarla para que anulase dicha votación, decidieron no esperar más para exigir su dimisión inmediata en una reunión a primera hora del viernes que selló su suerte.

* Con información de la agencia de noticias AFP.

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