El jueves se indicó que Maurice, el gallo, estaba “cansado” por lo que no pudo asistir a la corte.
De igual manera, la pareja de jubilados que colocaron la demanda no pudo presentarse al tribunal de Rochefort y se decidió posponer la vista.
El problema
El hogar de Maurice se encuentra en la isla de Oleron. Es allí en donde sus cantos molestan a sus vecinos desde tempranas horas de la mañana. La historia ha llegado a varios lugares de Francia y ha generado numerosas reacciones.
El alcalde de Gajac, al suroeste, realizó una petición al gobierno de declarar los sonidos del mundo rural como “patrimonio nacional”.
La dueña del gallo es Corine Fesseau indicó que está dispuesta a dialogar con sus vecinos siempre y cuando no la lastimen.
También explicó que los demandantes cerraron las puertas ante cualquier clase de conversación. Julien Papineau, su abogado, afirmó que no fue posible una conciliación antes de la vista del jueves.
Los demandantes
Vincent Huberdeau aseguró que sus clientes le escribieron a Christophe Sueur, alcalde de Saint-Pierre-d’Oléron, para que la situación se arreglara de manera amistosa. También dijo que buscaron una conciliación y que piden “paz y tranquilidad”.
Huberdeau indicó que sus clientes quieren que el gallo sea encerrado por las noches “es una urbanización, no estamos en medio del campo”, agregó.
El motivo del canto
Los gallos pueden cantar por distintos motivos. Una de las causas podría ser el cambio de la intensidad de luz en las mañanas y en las tardes. También puede significar un llamado a las hembras cercanas, según explicó en un estudio Takashi Yoshimura de la Universidad de Nagoya.
Con información de AFP