Tras la polémica desatada por críticas contra un grupo de mujeres congresistas demócratas extranjeras, el presidente Donald Trump volvió a la carga este martes con un nuevo dardo hacia las legisladoras.
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En un discurso desde la Casa Blanca, el mandatario se dirigió nuevamente a las congresistas, diciéndole que, "si no están felices en Estados Unidos, pueden irse".
Trump también las acusó de "amar" a los enemigos de Washington, según la AFP.
"En lo que a mí concierne, si odian a nuestro país, si no están felices aquí, pueden irse".
"Y eso es lo que digo todo el tiempo. Es lo que dije en un tuit que sospecho que algunas personas creen que es controvertido. A mucha gente le encantó; a muchos les gusta. Pero si no están felices en Estados Unidos, si están todo el tiempo quejándose, es muy simple. Pueden irse ahora mismo", sentenció.
*Video de AFP
Trump había afirmado el domingo que estas legisladoras vienen de países cuyos gobiernos son una catástrofe completa y total, los peores más corruptos e ineptos del mundo, y que deberían volver allí.
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En su tuit, Trump no nombró específicamente a ninguna legisladora, pero su mención a las "Representantes Demócratas 'Progresistas'" fue interpretada como una referencia a un grupo de mujeres liberales relativamente jóvenes, que integran por primera vez la Cámara de Representantes.
Entre las supuestamente aludidas se encuentran Alexandria Ocasio-Cortez, de Nueva York; Ilhan Omar, de Minesota; y Rashida Tlaib, de Michigan.
Ola de críticas
Las declaraciones de Trump generaron críticas, incluso dentro de su propio partido.
La senadora republicana Susan Collins lo instó a borrar sus tuits contra las parlamentarias demócratas, al considerar que había traspasado todos los límites.
Collins agregó que, pese a estar en desacuerdo con los puntos de vista de esas legisladoras, "el tuit del presidente acerca de que algunos miembros del Congreso deben regresar 'a los lugares de donde vinieron', está muy fuera de línea, y debería ser eliminado".
Por su parte, el único senador afrodescendiente del partido en el gobierno, Tim Scott, acusó a Trump de intervenir con ataques personales inaceptables y leguaje racialmente ofensivo.
Desde el otro lado del Atlántico también hubo reacciones.
La primera ministra británica Theresa May, habitualmente mesurada en sus críticas a Trump, tachó de "totalmente inaceptables" las declaraciones del mandatario estadounidense.