En medio de las crecientes tensiones, el Ejército de Israel y Hezbolá intercambiaron disparos en la frontera del Líbano el domingo.
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Lo que se ha convertido en uno de los ataques más intensos desde la guerra de 2006, vio al grupo militante musulmán chiíta libanés lanzar misiles antitanque contra el norte de Israel.
Mientras, Israel respondió con ráfagas de artillería contra tres aldeas del sur del Líbano.
"Estos acontecimientos constituyen una grave escalada del conflicto, ya que violan la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la que se instaba a poner fin a las hostilidades entre ambas partes y se envió a una fuerza de las Naciones Unidas de 15 mil soldados para que observara la reducción de la escalada y la estabilización de las fronteras libanesas e israelíes", explicó el catedrático adjunto de ciencias políticas de la Universidad Libanesa Estadounidense de Beirut, Imad Salamey.
"La última confrontación es alarmante, ya que puede fácilmente instigar una nueva fase en la que los ataques y contraataques lleven al Líbano y a toda la región a una guerra a gran escala".
Según la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL), tanto Israel como Hezbolá reiteraron su compromiso de respetar la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que en 2006 puso fin a un conflicto militar de 34 días de duración entre ambas partes.
Salamey dijo que las consecuencias de una guerra en la región serían devastadoras.
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"Lo que está en juego es una frágil situación de seguridad, así como la presencia de una gran población de refugiados sirios en el país".
"Una guerra contra el Líbano devastaría fácilmente la vida de sus 7 millones de habitantes y asfixiaría su economía enferma y su deficiente infraestructura", concluyó.
La gravedad del conflicto
Consultado sobre la gravedad del conflicto, Ahmad Moussalli, profesor de ciencias políticas y estudios islámicos en la Universidad Americana de Beirut.
"Es muy grave porque el contexto del conflicto actual es más bien una confrontación entre Israel y sus aliados, por un lado, e Irán y sus aliados, por otro, en toda la región, que abarca nada menos que el Líbano, Siria, el Iraq, Gaza, Yemen y otras zonas", dijo el experto.
"Israel ha estado trabajando en la creación de un frente político y militar para limitar el poder geopolítico de Irán y su expansión militar directamente o a través de sus aliados, e Irán está haciendo lo mismo pero en la dirección opuesta", añade,
"Así pues, el conflicto podría desembocar en una guerra de gran envergadura que afectaría a casi todos los países de Medio Oriente".
"Esto también involucraría a mayores potencias, definitivamente a Estados Unidos, apoyando a Israel y a sus aliados, y los rusos no quieren perder las ganancias que han estado cosechando en la zona, desde Siria hasta el Golfo", concluyó.