Miles de manifestantes indígenas avanzaron este miércoles, a una semana de iniciadas las protestas, sobre una militarizada capital de Ecuador, en rechazo a las medidas económicas anunciadas por el gobierno del presidente Lenín Moreno, mismas que encarecieron los combustibles.
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Un río de manifestantes marchó en dirección al centro de la ciudad donde se encuentra la desocupada sede presidencial, mientras más adelante grupos menos numerosos de estudiantes y trabajadores se enfrentaban, lanzando piedras, con la policía.
Las fuerzas de seguridad respondieron disparando gases lacrimógenos.
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"¡Viva la lucha del pueblo!" y "¡Abajo el Gobierno!", eran algunas de las consignas de los inconformes.
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De acuerdo con el portal RT, los choques causaron daños en algunas edificaciones antiguas de la zona.
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La primera columna de manifestantes que ingresó al Centro Histórico fue convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), a la que se unieron otros gremios laborales y estudiantiles.
Sin embargo, dicho grupo fue dispersado con gases lacrimógenos y una tanqueta policial que arremetió, a gran velocidad contra los manifestantes, según el mencionado portal.
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Marcha indígena avanza pacíficamente
Los choques, de momento no alcanzaban a los indígenas, que continuaban su marcha sin inconvenientes, entre aplausos desde los balcones de Quito.
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"Nos tiene aquí la indignación ecuatoriana contra el 'paquetazo'", señaló Gonzalo Espín, dirigente de los indígenas de Cotopaxi, citado por la AFP. "Mientras no desista (Moreno), seguiremos aquí", advirtió.
La marcha fue convocada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE).
El presidente Moreno, en tanto, arribó la tarde del miércoles a Quito, en medio de las protestas. El mandatario llegó procedente de Guayaquil, ciudad en la que se encontraba desde el lunes, tras anunciar el traslado de la sede del Gobierno de la capital a esa urbe.
En conferencia de prensa, la ministra del Interior, María Paula Romo, informó que el viaje de Moreno era para "supervisar y monitorear" los incidentes.
El presidente abrió la puerta del diálogo con los indígenas, respaldado por la mediación de la ONU y la Iglesia católica de Ecuador. Sin embargo, los manifestantes exigen como condición que el gobierno desista de eliminar los subsidios que condujeron al alza del precio del diésel y la gasolina hasta en 123 %.
Decenas de heridos y detenidos
El despliegue de los militares y la medida de excepción han sido insuficientes para contener la crisis, la más grave desde la caída del entonces presidente Lucio Gutiérrez en 2005.
El martes se produjeron nuevos y violentos enfrentamientos: un grupo de inconformes alcanzó a ocupar el Legislativo antes de que fuera desalojado por los uniformados.
A raíz de ello, el gobierno restringió el tránsito nocturno alrededor de instalaciones estratégicas como ministerios, puentes y antenas de comunicación.
En la primera semana de manifestaciones la Cruz Roja informó que atendió a 122 heridos en las manifestaciones.
El gobierno, por su parte, también reporta unos 700 detenidos.