El presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció este domingo su renuncia al cargo, tras semanas de agitación política y social y de denuncias de fraude por parte de la oposición.
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Morales hizo pública su decisión por medio de un mensaje transmitido por medio de la televisión nacional.
"Para que (Carlos) Mesa y (Luis Fernando) Camacho no sigan secuestrando y maltratando a los familiares de nuestros dirigentes sindicales como en Potosí (…) para que no sigan perjudicando a la gente más humilde (…) estoy renunciando (…) lamento mucho este golpe (de Estado)", dijo Morales en su mensaje.
El mandatario aludió a Carlos Mesa, expresidente boliviano y rival suyo en la primera vuelta, quien lo acusó de haber cometido fraude para ganar la reelección; y a Luis Fernando Camacho, líder regional opositor.
Según la Constitución boliviana, el vicepresidente es la figura encargada de ocupar el cargo tras la salida del presidente. Sin embargo, vicemandatario, Álvaro García Linera, también anunció su renuncia.
"El golpe de Estado se ha consumado", dijo García Linera.
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Morales, además, deja el cargo solo horas después de haber convocado a nuevos comicios, y de que las Fuerzas Armadas y de la Policía le retiraran su apoyo y le pidieran que renunciara.
"Ante la escalada de conflicto que atraviesa el país, velando por la vida y la seguridad de la población, sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia", dijo en conferencia de prensa el comandante en jefe Willimas Kalima.
Renuncia de ministros
Horas antes del anuncio de Morales, dos ministros de su gobierno (César Navarro, de Minería; y Luis Alberto Sánchez, de Hidrocarburos) y el presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, también habían anunciado que dejaban sus cargos.
Tanto Navarro como Borda manifestaron que tomaban esa decisión ante la violencia que habían sufrido por parte de manifestantes disconformes con la gestión de Morales, mientras que Sánchez argumentó que la situación que atraviesa su país va "en contra" de sus "principios".
Las protestas posteriores a los comicios del 20 de octubre no daban tregua en Bolivia, y hasta la fecha habían dejado tres muertes y al menos 383 heridos, según datos de la Defensoría del Pueblo.
Irregularidades
Temprano este domingo, Morales había convocado a nuevos comicios, luego de que se conociera que la misión de auditoría enviada por la Organización de los Estados Americanos (OEA) encontrara numerosas "irregularidades" en la primera vuelta.
"La primera ronda de las elecciones celebrada el 20 de octubre pasado debe ser anulada y el proceso electoral debe comenzar nuevamente (…) tan pronto existan nuevas condiciones que den nuevas garantías para su celebración, entre ellas una nueva composición del órgano electoral", denunció la OEA en un comunicado.
Según la organización, "en los cuatro elementos revisados (tecnología, cadena de custodia, integridad de las actas y proyecciones estadísticas) se encontraron irregularidades, que varían desde muy graves hasta indicativas".
La Fiscalía General de Bolivia abrió luego una causa contra los siete miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE), afines al presidente Morales, por su presunta responsabilidad en las irregularidades detectadas por la OEA.