El Congreso dio el sábado luz verde a nuevos comicios generales en Bolivia sin Evo Morales, en un paso decisivo hacia una salida a la crisis que estalló en torno a la figura del exmandatario, asilado en México, y que dejó 32 muertos en un mes de protestas.
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En una sesión extraordinaria el Senado, primero, y luego la Cámara de Diputados aprobaron el "Régimen Excepcional y Transitorio para la realización de Elecciones Generales".
La iniciativa será promulgada en breve por la presidenta interina Jeanine Áñez, quien de manera simultánea abrió un diálogo con los movimientos de protesta para buscar un acuerdo que ponga fin a los bloqueos y manifestaciones.
Con el inminente llamado a comicios y la paulatina "pacificación" de las calles, Bolivia parece encaminarse hacia una salida al peor estallido social que ha enfrentado en poco menos de dos décadas.
El primer paso lo dio el Congreso anulando las elecciones del 20 de octubre, en las que Morales había obtenido un nuevo mandato de cinco años, en un proceso que fue contestado por la oposición en las calles por presunto fraude y en el que la Organización de los Estados Americanos (OEA) dijo haber detectado irregularidades.
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Se van a "dejar sin efecto legal las anteriores elecciones y sus resultados que ocasionaron la movilización ciudadana", sostuvo el senador Oscar Ortiz, quien desde la oposición a Morales lideró las negociaciones en torno al acuerdo.
No a la "amnistía"
Este sábado el MAS planteó una propuesta para blindar jurídicamente a Morales y sus excolaboradores, con una prohibición explícita de detenerlos o abrirles "procesos judiciales".
Pero Áñez le salió al paso. "Todo aquel que ha cometido delitos y se ha burlado de la ley; ha cometido abusos, no tendrá amnistía de ningún tipo", afirmó.
El viernes la Fiscalía abrió un proceso contra Morales por "terrorismo y sedición", a raíz de un audio en que supuestamente se le escucha impartiendo instrucciones para cercar ciudades e interrumpir el abastecimiento de comida mediante el bloqueo de vías.
Tras dimitir, Morales partió al exilio en México denunciando un golpe de Estado, mientras sus seguidores lanzaron una contraofensiva que hundió en el caos a buena parte del país.
Además de los muertos y decenas de heridos y detenidos, las protestas impidieron el ingreso de comida y combustible a La Paz, donde de a poco se va restableciendo el abastecimiento.